Coopeagrovega R.L y el Tecnológico de Costa Rica: Una retroalimentación que trasciende

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Alexander Villegas Rojas
Ligia Guerrero Vargas

Resumen

Imaginemos por un momento
cuál sería un lugar ideal para
enseñar o aprender. Seguramente
pensamos en un espacio físico
ventilado, con la temperatura y
claridad ideales para la estancia
tanto de estudiantes como de
profesores, con instalaciones
que permitan la contención o el
control de ruidos externos y con
el equipo básico que nos permita
comunicar de manera clara la
información que buscamos
comunicar a nuestros estudiantes.
El mismo Estado de la Nación,
en su apartado Estado de la
Educación 2017, en el Capítulo 6,
titulado “Ambientes y prácticas
en los salones de clase de
secundaria”, reconoce que la
infraestructura educativa y el
confort climático constituyen
aspectos importantes que
influyen en el aprendizaje.
Quienes estamos en el mundo de
la academia, podríamos además
defender la necesidad de contar
con los presupuestos económicos
necesarios para poder mantener
o mejorar nuestras bibliotecas
físicas o virtuales, nuestros
espacios de recreación física
o mental, que indudablemente
necesitamos para mejorar nuestra
calidad de vida, entre otros.
La experiencia vivida a partir
de la vinculación entre el TEC
y Coopeagrovega, R.L. a través
del proyecto de capacitación
administrativa de pequeños
emprendimientos de la zona
constituye un punto de partida
para esa “retroalimentación
que trasciende” en torno a las
condiciones necesarias para el
éxito de un proceso educativo.

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