MIGRACIÓN INTERNACIONAL EN EL ESTADO DE GUANAJUATO: HISTORIA Y RADIOGRAFÍA GENERAL DE INICIOS DEL SIGLO XXI

International Migration In The State Of Guanajuato: History And General Radiography Of The Early 21st Century

Revista Trama

Volumen 9, número 2

Julio - Diciembre 2020

Páginas 14-39

ISSN: 1659-343X

https://revistas.tec.ac.cr/trama

Eduardo Fernández Guzmán 1

Fecha de recepción: 18 de mayo, 2020

Fecha de aprobación: 8 de junio, 2020

Fernández, E. (2020). Migración internacional en el estado de Guanajuato: historia y radiografía general de inicios del siglo XXI. Trama, Revista de ciencias sociales y humanidades, Volumen 9, (2), Julio-Diciembre, págs. 14-39.

DOI: https://doi.org/10.18845/tramarcsh.v9i2.5567

Resumen

Guanajuato, junto con Michoacán, Jalisco y Zacatecas son los estados que mayores índices de migración internacional presentan en el país, en su gran mayoría a Estados Unidos. Esto es reflejo de una tradición muy acendrada que inicia a principios del siglo XX, y aun hoy en día lideran en la cantidad de migrantes y remesas. No es una obviedad decir, del significativo impacto de la migración para la entidad guanajuatense, que se ve reflejado en las comunidades y regiones a través del gasto e inversión, y el retorno, las tradiciones, la cultura de la migración. El objetivo de este trabajo es tan solo presentar los índices y estadísticas globales de la migración internacional (intensidad migratoria, remesas e inversión migrante) en el estado a inicios del siglo XXI. Esto como insumo estadístico para fines académicos, de política pública, y sobre todo para no versados en el tema migratorio que busquen una breve y fácil lectura.

Palabras claves: migración internacional; Guanajuato; estadísticas.

ABSTRACT

Guanajuato, along with Michoacán, Jalisco and Zacatecas are the states with the highest rates of international migration in the country, mostly to the United States. This reflects a very strong tradition that began in the early 20th century, and even today they lead in the number of migrants and remittances. It is not obvious to say that migration has a significant impact on the state of Guanajuato, which is reflected in the communities and regions through spending and investment, and the return, traditions, and culture of migration. The objective of this work is only to present the global indexes and statistics of international migration (migration intensity, remittances and migrant investment) in the state at the beginning of the 21st century. This is a statistical input for academic and public policy purposes, and above all for those not versed in the subject of migration who are looking for a brief and easy reading.

Key words: international migration; Guanajuato; statistics.

i. introducción

El asunto de la migración, en todas sus modalidades, características, temáticas, causas y consecuencias, sigue siendo una área de investigación muy socorrida en los ámbitos académicos, políticos y de la sociedad civil. Los desencuentros políticos entre Estados Unidos y México ocasionados por la marea inédita de migrantes de tránsito, aquellos que huyen por efecto de la inseguridad en México, la exacerbación del sentimiento antiinmigrante en el vecino país, las altas y bajas en las economías, la contención fronteriza, ha hecho de la nueva realidad migratoria México-Estados Unidos un laboratorio de análisis donde surgen cuestiones dignas de develar.

Como es conocido, México constituye un país de origen, tránsito y destino de migrantes internacionales. En el transcurso de su historia han existido diferentes oleadas de inmigrantes algunas de las más nutridas, acaecieron en la etapa colonial, y en el siglo XX con los conflictos de la guerra civil española, y los éxodos políticos producto de las dictaduras militares en Sudamérica y los conflictos bélicos en Centroamérica. Aunque los flujos de inmigrantes han sido simbólicos, tienen un carácter permanente. La población nacida en otro país que radica en México ha representado entre el 0.4% y 0.5% del total de la población entre 1950 y el año 2000 (Albo y Ordaz, 2011).

Durante los últimos diez años, ha habido cambios importantes en la migración entre ambos países. Entre esos cambios está la disminución del flujo indocumentado (Vega, 2014) y el incremento de los migrantes de manera legal. La población total de mexicanos en Estados Unidos se ha reducido desde el año de 2014 empero, con sus 11.3 millones de personas en 2017, se mantiene como el contingente de inmigrantes más numerosos en esa nación. Otro rasgo interesante a considerar es la cantidad de ciudadanos estadounidenses viviendo en México que rebasa los 700 mil, conformando con ello, la población más grande de inmigrantes de Estados Unidos en cualquier lugar del planeta. Otro gran evento que ha generado mucho análisis y discusión es el de los migrantes centroamericanos que se dirigen a Estados Unidos, donde el número se incrementó de aquellos que han optado por radicar en México. Además de los centroamericanos, los flujos están acompañados de cubanos, haitianos, asiáticos y africanos (Selee, Giorguli, Ruiz, Masferrer, 2019).

La migración internacional sigue ocupando un lugar destacado en la agenda de las ciencias sociales. Es un fenómeno extendido en el mundo y genera mucha inquietud en cuanto a sus raíces y causas. Y mientras existan las crecientes brechas entre los países de origen y destino en cuanto a renta, calidad de vida, oportunidades, servicios, garantía del disfrute de derechos, transiciones demográficas, avances tecnológicos en transporte y comunicación (Lutero y Pérez, 2019; Castles, 2014), redes sociales, comunidades transnacionales, cultura de la migración, industria de la migración, desastres naturales, inseguridad política, persecución, afanes voluntaristas de conocer otros lares, la migración internacional seguirá siendo alimentada.

Guanajuato, Michoacán, Jalisco y Zacatecas son las entidades con mayor flujo de migración internacional en el país, en su gran mayoría a Estados Unidos. Esto se debe a una tradición muy arraigada que inicia a principios del siglo XX, y hasta la actualidad lideran en la cantidad de migrantes y remesas. No es cosa menor las implicaciones de la migración para la entidad guanajuatense, que tiene su impronta en las localidades a través del gasto e inversión, los migrantes de retorno, las tradiciones y la cultura de la migración. El objetivo de este trabajo es tan solo presentar los índices y estadísticas genéricas de la migración internacional (intensidad migratoria, remesas e inversión) en el estado a inicios del siglo XXI. Esto como insumo estadístico para fines académicos, educativos y de política pública.

Para ello, hemos dividido este trabajo en dos apartados: en el primero se expondrá una breve reseña histórica de la migración internacional de Guanajuato a Estados Unidos, con la intención de poner en perspectiva la importancia de la migración contemporánea de este estado; en el segundo, se hará una radiografía, principalmente estadística, de la realidad migratoria internacional de Guanajuato de inicios de la segunda década de este siglo. No se pretende hacer un minucioso y exhaustivo trabajo de investigación. Sus modestas pretensiones es tratar de que sea un breve análisis de la migración guanajuatense como panorama general. Es por ende de corte descriptivo-estadístico y para aquellos que no son versados en el tema y buscan coordenadas generales de conocimiento de la realidad histórica de la migración internacional en Guanajuato.

II. MARCO TEÓRICO

La migración, concebida como un proceso y no como la concatenación de sucesos separados, ha despertado un sólido interés en el plano teórico. Para Castles y Miller (2004) el concepto de proceso migratorio remite a intrincados sistemas de causas e interacciones que desencadenan la migración internacional e inciden en su evolución. La migración es un proceso que conecta todas las aristas de la sociedad, que desarrolla una compleja y vasta dinámica propia.

Si bien es cierto que analizar de manera unilateral los factores que actúan en el proceso migratorio es importante porque nos arroja datos significativos, esta estrategia no es suficiente porque se podría tomar como concluyentes las conclusiones que surjan de su análisis y se perdería de vista la totalidad que lo integra. Herrera nos dice (2006) que la realidad en la que está inmersa la migración exige que los investigadores del fenómeno estudien no únicamente elementos aislados de ella, sino toda su compleja realidad y sus vicisitudes históricas. A través de ello será posible emprender un análisis más completo tanto de las peculiaridades, como de sus generalidades más ostensibles.

Es decir, la migración como proceso histórico-social es menester entenderla como un fenómeno con causas e impactos socioeconómicos, políticos, sociales, culturales, psicológicos en estrecha relación con su historia. Un proceso que entiende al fenómeno multifacético y en perspectiva histórica, multidimencional y en constante transformación.

Durante muchos años la característica en la teoría de la migración fue el dominio de enfoques teóricos reduccionistas que analizaban al fenómeno de manera unidimensional. En los últimos años asistimos a una revaloración de las microestructuras en el análisis de las ciencias sociales. La historiografía se ha ampliado y fragmentado a un ritmo acelerado (Burke, 1993) y ha tomado fuerza la microhistoria, la historia desde abajo, lo subalterno y de la vida cotidiana, de las mentalidades, la historia oral, la historia de las mujeres, de las imágenes, la historia cultural, de la tecnología, la niñez, de las enfermedades, del cuerpo, etc.

La Teoría del Proceso Migratorio refleja estas inquietudes historiográficas contemporáneas y brinda una gama de elementos epistemológicos dignos de ser contemplados en la etapa actual que transita la teoría sobre este fenómeno. Digno de puntualizar es lo que Portes (1997, p.812) decía, que había razones alentadoras acerca del avance teórico en el terreno de la migración. Afirmaba que se “ha estado logrando una exploración de las determinantes estructurales de los flujos migratorios contemporáneos y las microestructuras que las sostienen en todo tiempo”. Es decir, fusión del análisis macro y micro.

Para Castles y Miller (2004, p.39) “los movimientos migratorios por lo general se generan por la existencia de vínculos previos entre los países de envío y recepción basados en la colonización, la influencia política, el intercambio, la inversión o los vínculos culturales. De ahí que la migración de México a Estados Unidos se haya originado en la expansión hacia el sur y el oeste por parte de Estados Unidos en el siglo XIX y el reclutamiento deliberado de trabajadores mexicanos por los patrones estadounidenses en el siglo XX”. Aunado a esta creación de un fuerte vínculo centro-periferia, se agrega el análisis de los flujos en cadena (redes, tradición, cultura migrante) y la concepción de la existencia de un sistema migratorio con una raigambre más profunda que las meras consideraciones de tipo económico.

Esto nos lleva a entender que cualquier movimiento migratorio puede ser investigado como producto del encadenamiento entre macroestructuras, mesoestructuras y microestructuras. Las macroestructuras son consideraciones a gran escala como los son la economía política del mercado mundial, las relaciones entre los estados y las leyes, andamiajes estructurales forjados por los países de origen y destino para controlar los flujos humanos. Las mesoestructuras son las instituciones e individuos que constituyen la “industria de la migración”, y en concreto son las organizaciones de enganche, agentes de viaje, casas de cambio, abogados, traductores y de servicios de trámites transnacionales, banqueros, servicios de envíos de dinero, contrabandistas que hacen el papel de mediadores entre los migrantes y las instituciones políticas y económicas. Por último, las microestructuras son las redes sociales forjadas por los migrantes para lidiar las dificultades que causa la migración en los países de destino. Ellas implican las relaciones personales, organización familiar y del hogar, lazos de amistad y comunitarios y el apoyo en apuros económicas y sociales. Las redes brindan información, capital cultural y capital social dando el conocimiento de las naciones huésped, los itinerarios del viaje, buscar trabajo y adaptarse a un entorno cultural diferente. Estas mismas redes afianzan comunidades transnacionales facilitando toda una infraestructura cultural, social y económica (iglesias, clubes, servicios profesionales, tiendas, supermercados, grupos musicales, comida, etc.,).

Estos tres niveles de análisis, están vinculados en el proceso migratorio y no hay claras líneas divisorias entre ellas. Ninguna causa por sí sola es suficiente para explicar el por qué los individuos deciden irse a otro país (Castles y Miller, 2004). Esto nos lleva a concebir las migraciones no como simples decisiones personales y colectivas, sino que se dan como resultado a una serie de eventos y situaciones que se encadenan y convergen. Se trata con ello, de un proceso en que una serie de elementos interactúan y determinan el curso, duración, tiempo y espacio de la migración.

Este es nuestro marco teórico que nos brindará la posibilidad de entender, aunque el objetivo sea descriptivo, la realidad de la migración en Guanajuato de manera general. Creemos que la migración internacional, cualquiera que sea la arista analizada, es más factible entenderla si se recurre a la reflexión de las diversas estructuras que lo integran, su historia, evolución, agentes involucrados, agencia, tradición y redes sociales.

III. METODOLOGÍA

La ruta metodológica empleada en esta investigación está sustentada en un pilar: fuentes bibliográficas, hemerográficas y estadísticas. Se recurrió a libros, revistas y censos ya que estos aportaron elementos teórico-metodológicos, el contexto histórico de la migración internacional México-Estados Unidos, la historia y tradición migrante en Guanajuato, y las estadísticas de este estado en relación a la intensidad migrante, remesas, pobreza de inicios del siglo XXI. Los libros y artículos consultados se eligieron debido a que son investigadores e investigaciones pilares de la historia de la migración en México; el contexto, realidad y actualidad de las diferentes aristas tratadas de la migración en Guanajuato (estado del arte); y las cifras de la migración en Guanajuato obtenidas de bases de datos oficiales del Gobierno de México.

La importancia y pertinencia de esta investigación es que revela una radiografía panorámica de la historia y contexto contemporáneo de la migración en este estado que junto con Michoacán y Jalisco son los que tienen mayor tradición y migrantes en Estados Unidos, y está destinado a una audiencia, principalmente, que tratan de acercarse a este fenómeno que cala hondo en todas las dimensiones de la realidad estatal. Todas las investigaciones en Guanajuato son disciplinares, o tocan tópicos muy puntuales de esta realidad. Este trabajo es un acercamiento desde la historia para comprender las raíces y cómo se muestra estadísticamente en la actualidad. Su novedad es de corte histórica y didáctica.

IV. GUANAJUATO: HISTORIA Y TRADICIÓN MIGRATORIA

Como introducción a este apartado vale la pena resaltar que los estudios sobre migración en Guanajuato no son abundantes, a diferencias de otros estados como Michoacán, Jalisco y Zacatecas, donde hay una copiosa cantidad de investigaciones que dan cuenta de ese fenómeno. En Guanajuato dichos estudios son muy recientes, no por ello dejan de ser valiosos teórica y metodológicamente. Hay varios trabajos sobre remesas. García, Peláez y Fuentes (2015) analizan el uso de las remesas por parte de las familias receptoras. Juárez (2008) realizó un trabajo sobre el envío y uso de las remesas en el municipio de Cortázar. Por su parte Ramírez y Román (2007) estudian las remesas monetarias que envían las mujeres migrantes guanajuatenses a sus familiares que pertenecen en sus lugares de origen. Lamy y Rodríguez (2014) analizaron el fenómeno de la migración interna familiar a León.

Vega (2014) ha explorado la parte demográfica de una manera muy acuciosa y en otra investigación Vega y Mosqueda (2014) exploran la intensidad migratoria y la diversidad religiosa en los municipios del estado. Vila rastrea la historia y el presente de la inmigración japonesa en Celaya, además de interesantes investigaciones sobre retorno en contextos rurales (Vila, 2015). López y Mojica (2013) en un trabajo comparativo analizan la migración de retorno y los cambios en el índice de intensidad migratoria en Michoacán, Jalisco y Guanajuato.

En otros trabajos se investigan a los guanajuatenses esparcidos en la amplia geografía estadounidense (García y González, 1999), y Cebada indaga en su trabajo las remesas, la tradición migratoria, los guanajuatenses en Estados Unidos y las redes sociales. En un nivel meso-analítico De León, Jasso y Lamy (2016) exploran las relaciones entre parejas en las cuales el cónyuge masculino migra a Estados Unidos. Tinley (2006) desde una perspectiva metodológica cualitativa estudia las experiencias educativas de 4 familias migrantes de Guanajuato en Estados Unidos. Y en estas mismas rutas analíticas Montes de Oca, et-al. (2008) profundiza sobre redes transnacionales y envejecimiento estudiando redes familiares de guanajuatenses. Y también, Montes de Oca, Díaz y Hebrero (2012) realizan una reflexión teórica sobre la relación entre masculinidad y migración en contextos de pobreza a través de estudio caso que muestra la trayectoria familiar en el tema migratorio y su relación con la masculinidad vista a lo largo de tres generaciones.

Visto un somero estado del arte, pasemos a la parte histórica. Guanajuato tiene una proverbial historia migratoria a Estados Unidos (Lamy y Rodríguez, 2011), y aun cuando el estado ha detonado el crecimiento económico, las francas zonas de desarrollo industrial-manufacturera, agroexportador, los flujos migratorios siguen siendo fuerte y aportan de manera significativa a los indicadores globales de migración internacional del país (Montes de Oca, et-al, 2008).

Guanajuato se ubica en la región occidental de México. Su ubicación estratégica lo conecta con los principales mercados del país por una extensa red vial. En los últimos 30 años, este estado ha experimentado cambios muy importantes por efecto de su desarrollo industrial y económico, el acelerado proceso de urbanización y a la migración internacional. La superficie de la entidad es de 30,589 km2 y lo integran 46 municipios, siendo uno de los estados más densamente poblados. La distribución de la población en el estado muestra una patente disparidad, la mayor cantidad de población se localiza en la región que compone el corredor industrial que va desde León a Celaya. Este incluye los municipios de León (24% de la población estatal), Silao e Irapuato (7 a 9%), Salamanca, Villagrán y Celaya (6 a 8%) (Juárez, 2008).

En estas últimas tres décadas la base económica de Guanajuato ha ido cambiando, de estar cimentada en el sector primario, se ha desplazado paulatinamente hacia el secundario y terciario. Esta situación se puede observar en el hecho de que la población rural pasó de 64.5% en 1960 a 41% en 1990 y 13.1% en el año 2000. La agricultura se ha ido transformando de cultivos tradicionales a otros más remunerativos, sobre todo se ha impulsado los cultivos de riego para la exportación. Pero este proceso de modernización se ha concentrado en la región Bajío, quedando muy rezagado la parte que depende del temporal de lluvia. Y en lo que respecta al sector secundario, este ha tenido un crecimiento importante, destacando la industria de la transformación que le aporta un porcentaje muy significativo al producto bruto estatal (Juárez, 2008).

Pero esto no se construyó de un momento a otro. Vale recordar que desde la etapa colonial Guanajuato se ha erigido como un destacado centro agrícola y minero de México. Hoy sobresale por las refinerías de petróleo, plantas ensambladoras de autos, la industria del cuero y calzado, la industria del vestido, y las remesas de los migrantes en Estados Unidos que brindan a miles de familias resolver la solución a ingentes asuntos económicos de gasto e inversión (García y González, 1999).

Pero veamos cómo se constituyó, en términos generales, la raigambre migratoria de Guanajuato, y para ello echemos mano de un poco de historia. A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX México sufrió las dolorosas consecuencias en forma particular de acumulación capitalista originaria. La expropiación de las propiedades de la iglesia y de las comunidades indígenas son fenómenos que deben comprenderse como parte de este proceso. El objetivo de la gigantesca operación de despojo de tierras – que continuaba la iniciada en la colonia – no era solamente construir grandes latifundios, sino también disponer de jornaleros libres, carentes de toda propiedad fuera de su fuerza de trabajo. El capitalismo, para abrirse paso, necesitaba liquidar las tierras comunales (Gilly, 1982, p.10). Un segundo factor fueron los ferrocarriles que permitieron a los campesinos desposeídos encontrar un trabajo asalariado en los mercados de trabajo del norte minero mexicano o a los más lejanos en Estados Unidos. La construcción ferrocarrilera, según Werner (2003, p.40), fortaleció la dependencia económica mexicana del extranjero, intensificando el comercio exterior entre los dos países.

Sin embargo, es necesario puntualizar que, a pesar de las condiciones económicas adversas que imperaban en México (la mayoría de la población de aquella época se concentraba en la agricultura con el 72% de la PEA), aunado con la difícil situación laboral que imperaba en el porfiriato, no se dieron movimientos masivos de población a finales del siglo XIX, a pesar de la creciente demanda que se expresaba con frecuencia por la presencia de los enganchadores. Gustavo Verduzco está convencido de que probablemente influyeron varios factores: analfabetismo generalizado, situaciones de pobreza extrema extendida entre la mayor parte de la población, relativamente escasez de comunicaciones, y con mayor fundamento, la existencia de una amplia cultura campesina comunitaria que arraigaba fuertemente a sus integrantes en sus propias comunidades (Verduzco, 2001, p.14).

Durand (2016) establece que desde fines del siglo XIX la migración México-Estados Unidos ha sido una constante en la relación entre ambos países. Fenómeno que ha persistido hasta hoy día y que responde a varias causales de tipo estructural de oferta y demanda de mano de obra, pobreza, violencia rural, altas tasas de natalidad, problemáticas agropecuarias, desigualdades regionales, proximidad geográfica y redes sociales, entre otras. Pero resaltemos las raíces de ello.

Para Durand, Massey y Zenteno (2003) la migración a gran escala a Estados Unidos empezó alrededor de 1900 cuando el ferrocarril penetró al interior de México y se conectó al sistema ferroviario al norte de la frontera. De los migrantes, cerca de un tercio eran de Jalisco, Michoacán y Guanajuato. Región (centro-occidente) que quedó expuesta al mayor tráfico ferrocarrilero y donde se pagaban los peores sueldos del país en ese momento. Y es que el ferrocarril no sólo hizo posible el surgimiento de un mercado de alcance nacional que contribuyó a la aparición de una geografía económica nacional nueva de la organización espacial heredada de etapa colonial, sino también, el ferrocarril impactó como nunca en las capacidades de movilidad de una población tradicionalmente confinada a sus lugares de origen (Durand y Arias, 2005). Con esto, el proceso de formación de regiones de origen y destino de la migración mexicana a Estados Unidos empezó en esos años. El proceso evolucionó de un fenómeno netamente regional hasta convertirse, en las últimas décadas en un fenómeno de dimensiones nacionales, tanto en el país de origen como en el de destino (Durand, 2007).

Las regiones de origen históricamente se forman a raíz de un reclutamiento inicial de trabajadores migrantes y después se afianzan con las redes sociales, familiares, comunitarias, étnicas y regionales. Por su parte, las comarcas de destino se construyen por motivos de la demanda concreta de mano de obra para determinada actividad laboral. Después de esto, se forjan procesos de concentración de población dispersa en zonas específicas hasta que se crean barrios o comunidades co-étnicas, que se consolidan con la llegada de novicios trotamundos atraídos por sus redes de relaciones (Durand, 2007).

Es pues, a principios del siglo XX cuando se puede determinar que existe una región expulsora en México: los estados de Michoacán, Jalisco, Zacatecas y Guanajuato. Entidades que para la década de 1920 aportaban un poco más del 60% de los migrantes a Estados Unidos (Gamio, 1991; p.31-32). Múltiples son los factores que explican esta tradición migrante de la zona. Por principio de cuentas, ésta era una región muy poblada, en especial el Bajío y los Altos, con centros urbanos importantes y con gran población en sus zonas rurales. Y el ferrocarril, por su parte, comunicaba esta región con el norte del país (Taylor, 1991), donde un nutrido contingente de enganchadores y contratistas los canalizaban a las regiones de desarrollo estadounidense.

Pero también se debe de tomar en cuenta que los factores históricos contribuyeron a generar e incentivar los desplazamientos de esta región. Durante el periodo revolucionario la zona fue testigo de grandes batallas y bandolerismo. Los habitantes sufrieron por tal situación, pero no se involucró tan directamente en el conflicto como otras zonas del país, por ejemplo, Morelos, Chihuahua, Sonora (Durand, 2007).

No es posible entender la realidad de la migración contemporánea de Guanajuato sin tener en cuenta las raíces históricas que le dieron origen y estructura.

V. GUANAJUATO: REALIDAD MIGRATORIA A INICIOS DEL SIGLO XX

Con base en lo anteriormente analizado tenemos que el patrón geográfico de la migración internacional México-Estados Unidos comenzó a configurarse hace más de cien años, y en este proceso el ferrocarril fue crucial. Debido a ello, entre los años de 1940-1970, la migración internacional tenía su origen casi exclusivamente en 7 estados de la República Mexicana: Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, Chihuahua, Durango y Nayarit (García, Peláez y Fuentes, 2015). Para López y Mojica (2013) las regiones de la migración en México se basan en características sociales, históricas y geográficas: Región Histórica (tradicional); Región Fronteriza; Región Central; y Región Suroeste. Entre el 2005-2010 40% de los migrantes internacionales fue de la Región Tradicional.

Imagen 1. Municipios de Guanajuato

Fuente: Mapa de Municipios de Guanajuato: www.descargamapas.net

Dentro de esta región los estados de Guanajuato, Michoacán y Jalisco, en conjunto, aportaron el 28.4% del total de los migrantes. Pero además de eso, estos tres estados representaron el 27.6% del total de los municipios con el rango más alto de viviendas con migrantes de retorno. Guanajuato, como puede apreciarse, desde finales del siglo XIX ha sido parte importante de los movimientos migratorios a Estados Unidos. Por lo que no sorprende nos dicen Ramírez y Román (2007) que entre 1995-2000 un poco más del 10% de los migrantes internacionales fueron de este estado.

Para los países en desarrollo, las remesas, a nivel macro, son una fuente crucial de divisas extranjeras. A un nivel meso y microestructural, juegan un rol vital en aliviar la pobreza, sostener y mejorar el sustento, y aumentar la capacidad de las familias de los migrantes para educar y proveer de atención médica para sus hijos. Sin embargo, como con el proceso de la migración en sí mismo, los beneficios directos de las remesas son selectivos y no tienden a fluir a los miembros más pobres de la comunidad. Las remesas están influenciadas por los factores tales como número de migrantes, sus estatus marital, sus actividades económicas e ingresos en los países de recepción y emisor, y sus vínculos emocionales y sociales con el país de origen (Hass y Plug, 2006). Asimismo, como nos dice Gareth Leeves después de estudiar el impacto de las remesas en Fiji y Tonga, hay asociación positiva entre remesas recibidas e intención de migrar. Es decir, las remesas tienen más influencia sobre los planes de migración de los individuos en los hogares donde las redes sociales son más fuertes (Leeves, 2009).

Se calcula oficialmente que las remesas anuales para finales del siglo XX eran aproximadamente de 100 mil millones de dólares, de los cuales un 60% va a países en desarrollo, duplicándose de 1988 a 1999. En ese decenio las remesas constituyeron una fuente de ingreso para los países en desarrollo mucho más importante que la Ayuda Oficial al Desarrollo (Gammeltoft, 2002, p.211). Si vemos por ejemplo que en 1970 las remesas alrededor del mundo fueron casi de 2 mil millones de dólares, tenemos que en tan sólo tres décadas su crecimiento fue espectacular. Se observa al mismo tiempo que los 10 principales países receptores de remesas reciben el 50% del flujo total.

México, como bien es sabido, es uno de los destinos más importantes de esos recursos. Los efectos de las remesas no se limitan a los hogares mexicanos receptores sino que se extienden a la comunidad entera. Así tenemos por ejemplo, que estos envíos en las entidades tradicionales de expulsión migrante en México (Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Zacatecas) son más altos que los gastos sociales federales (en educación, salud y programas de combate a la pobreza), algunas veces hasta 14 veces como el caso de Guanajuato (Zarate-Hoyos, 2004, p.556).

Durante el periodo de 1990-2005, ingresaron a México 113 mil 802.82 millones de dólares por concepto de remesas. En términos de participación por estado en el año 2005 Michoacán recibió el 12.95% del total de las remesas, Guanajuato el 8.56%, Jalisco el 8.45%, Estado de México el 8.36% y el DF el 7.25%. Otro de los indicadores importantes para medir la relevancia de la migración para el país es el número de municipios con alguna intensidad migrante a Estados Unidos. Durante el año 2000 tan sólo 92 municipios del país reportaron una nula participación migratoria (localidades principalmente del sur y suroeste del país); 2 350 municipios registraron algún contacto con el vecino país del norte. De estos, 492 son de alta y muy alta intensidad migratoria; 392 fueron de una intensidad media, y 1 466 municipios exhiben una muy baja intensidad migratoria. También es de resaltar que más de la mitad de los municipios de Aguascalientes (72.7%), Zacatecas (71.9%), Jalisco (65.3%), Michoacán (62.8%), Durango (59.6%) y Guanajuato (58.7%) cuentan con una intensidad alta o muy alta de migración (Reyes, 2006).

El estado de Guanajuato para el 2010 contó con una población de 5.4 millones, de los cuales León alberga a 1.4 millones, Irapuato a 529 mil, Celaya 468 mil, siendo las ciudades con mayor número de habitantes. Además de históricamente ser una entidad expulsora de migrantes internacionales, Guanajuato tiene un importante flujo de inmigrantes de otros estados de la República Mexicana, así, el 10% de los radicados en este estado vieron su primera luz en otra entidad, principalmente de la Ciudad de México -131 mil-, Michoacán -68 mil- y Jalisco -56 mil- (INEGI, 2010).

Tomando los datos del INEGI (2010) la migración de mexicanos a Estados Unidos entre 2005-2010 fue de poco más de 1.1 millones, siendo el estado de Guanajuato el que aportó más con 119 mil, seguido de Jalisco con 86 mil y Michoacán con 85 mil. En ese mismo periodo hubo un 31.5 % de migrantes de retorno a nivel nacional, Guanajuato observó un 27.8 % de su flujo.

Las remesas en los últimos años, nos da cuenta CONAPO (2010), han sido de los ingresos por divisas más importantes para el país. En 1990 representaba la cuarta entrada más importante después de la exportación petrolera, del turismo y del saldo de la balanza comercial de maquiladoras. En 2010 se colocó en segundo lugar, sólo superado por la exportación de petróleo que arrojo cifras de 41 mmd. Vale mencionar para ir dimensionando la importancia de las remesas, que en México en el 2010 existían 29 millones de hogares de los cuales el 4.7% recibían remesas. Guanajuato en este contexto ha sido de los principales receptores en las últimas décadas. En 1995 captó 376 millones de dólares por debajo de Michoacán con 597 millones y Jalisco con 467 millones. El salto fue espectacular en 15 años, para el año 2010 Guanajuato se colocó en segundo lugar con 1 978 millones de dólares (9.3% del total nacional), sólo superado por Michoacán que recibió 2141 millones (10.1%). Posición que sigue manteniendo, ya que en el primer trimestre de 2012, según información emitida por BANXICO, entraron a la entidad guanajuatense 498.7 millones de dólares, 40 millones menos que Michoacán en dicho periodo.

Según datos de BANXICO entraron a México en el año de 2012 un total de 22438 millones de dólares de remesas. Cantidad que fue a la baja para 2013 (22203), recuperándose para 2014 (23647), manteniendo el incremento en 2015 (24785) y en el año de 2016 (26970). En el 2017 se elevó a 28771 millones de dólares siendo Michoacán para este año el estado que obtuvo la mayor cantidad (2914), seguido de Jalisco (2796) y Guanajuato en tercer lugar (2558). Para el año 2018 se observa un crecimiento significativo de las remesas en el país. Ingresaron 33677 millones de dólares de los cuales Michoacán se mantiene en el liderato con 3405 mdd, seguido de Jalisco (3304) y Guanajuato (3057).

Otro parámetro para medir la importancia de la migración internacional en las entidades son los índices de intensidad migratoria. En México, tomando como base los datos del CONAPO 2 (2010), para el año 2010 cuatro estados presentaron la categoría de muy alta intensidad migratoria (Zacatecas, Guanajuato, Michoacán, Nayarit); 10 con alta intensidad; 8 con intensidad media; 2 con baja; y 8 con intensidad muy baja. Esto significa que de los 2456 municipios en el país existen 178 con muy alta intensidad migratoria y con alta hay 431 municipios, esto hace que casi el 25% de los municipios en nuestro país tenga un movimiento migratorio de importancia considerable. Michoacán, por ejemplo, de 113 municipios, en 23 existe una muy alta intensidad migratoria y 46 con alta, es decir, más del 50% de los municipios michoacanos presenta un desplazamiento internacional muy significativo.

Algo muy semejante ocurre en Guanajuato, que ocupa el segundo lugar nacional en intensidad migratoria, tan sólo superado por Zacatecas (Montes de Oca, Díaz y Hebrero, 2012). Para 2010 de los 46 municipios guanajuatenses, 15 arrojan una muy alta intensidad y 20 alta intensidad, esto significa que el 76% de los municipios en el estado tienen una dinámica migratoria a Estados Unidos muy sobresaliente. En orden de importancia destacan el municipio de Jerécuaro, que a nivel nacional ocupa el 7° en intensidad migratoria, que de sus 13 mil viviendas el 30.73% reciben remesas y 23.83% tienen familiares en Estados Unidos; Huaniqueo, que ocupa el 12° puesto a nivel nacional, con casi 5 mil viviendas de las cuales el 23.48% captan remesas y 16.50 % cuentan con algún familiar en el vecino país del norte; San Diego de la Unión, 13° lugar nacional, de sus casi 8 500 viviendas, el 27% recibe remesas y 20% tiene familiares migrantes. Manuel Doblado y Apaseo el Alto siguen en orden de importancia con porcentajes muy similares (CONAPO, 2010).

Otros municipios con muy alta intensidad migratoria son Santiago Maravatío, San Felipe, Xichú, Cuerámaro, Coroneo, Dolores Hidalgo, Tarimoro, Ocampo y Pueblo Nuevo. Celaya queda muy atrás, con una intensidad migratoria media, ocupa el 44 lugar en el estado (tan sólo supera a los municipios de Irapuato y León con intensidad migratoria baja) y de las 121 mil viviendas el 4.04 % captan remesas y el 2.88% tienen migrantes en Estados Unidos, esto lo coloca en el lugar 1123 a nivel nacional (CONAPO, 2010).

Analicemos ahora lo concerniente al asunto de la inversión migrante como otro tópico importante en el tema migratorio. Existe un gran vacío de información en relación a los porcentajes y montos del gasto por rubros de las remesas por entidad y localidades en México. Hay cifras muy genéricas que dan una idea hacia donde se destina esos recursos familiares. Entre 2003 y 2005 el Banco de México realizó una serie de encuestas en ciudades fronterizas a migrantes mexicanos. Los resultados obtenidos muestran que el uso de las remesas fue de 86.4% para manutención, 6.3% a educación, 3.2% a mejoras de inmuebles y el 4.1% en otros -mejoras a la comunidad, pequeñas operaciones comerciales (BANXICO).

Por su parte Canales y Montiel (2004) en un estudio de caso en Teocaltiche, Jalisco, entre 2001-2002 las remesas en esa localidad se destinaron un 96.2% al consumo familiar y tan sólo 3.8% a la formación de nuevos negocios y /o capitalización de los ya existentes. De acuerdo con datos de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte (EMIF), entre 2000-2009, las remesas se destinaron principalmente para cubrir las necesidades básicas. Más de 8 de cada 10 dólares enviados se gastaron en alimentos y renta, compra o mejora de vivienda; el 6.5% fueron para la compra de tierra o negocios y el 5% restante para el pago de deudas (CONAPO, 2010).

Sin embargo, hay también estudios como los realizados por Massey y Parrado, quienes en base en información del Mexican Migration Proyect, estiman que las remesas habrían permitido capitalizar más del 20% de las empresas de diversas comunidades de alta migración en el occidente mexicano. O los estudios de caso de Durand y Jones que presentan datos que documentan una importante cantidad de inyección de remesas para desarrollar industrias dinámicas con significativa presencia en los circuitos económicos regionales (Canales y Montiel, 2004).

Pero tampoco lo veamos como algo insignificante lo destinado a inversión en negocios. Si tomamos los datos oficiales de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (INEGI, 2010) el gasto corriente total trimestral a nivel nacional de la población que en 2010 fue de 31 260 millones de pesos, se destinó principalmente en alimentación, vestido, transporte, salud, educación y cuidado personal. Se observa prácticamente ausente el destinado a inversión.

Basándose en un enfoque crítico Canales y Montiel (2004) afirman que si bien en determinados contextos regionales, las remesas pueden representar importantes recursos de inversión, ello es reflejo de una prácticamente ausencia de otras fuentes, tanto públicas como privadas, de financiamiento de la inversión productiva. Aquí lo importante no es el potencial que las remesas tienen para impulsar proyectos productivos e infraestructura social, sino son en muchos casos la única fuente disponible para su financiamiento.

Fernández (2011) en un estudio de caso en Michoacán, que por supuesto no se puede generalizar para todas localidades con muy alta intensidad migratoria, saca como conclusión que los inversores, ya sea por medio de la intermediación familiar o a través del retorno permanente, han dejado su impronta muy visible en la reconfiguración de las élites económicas, los patrones de consumo, la arquitectura, los niveles educativos, la generación de empleos, la multiplicación de los negocios. Los efectos para la localidad se observaron en la reactivación del sector turístico, el comercio, la ganadería, los servicios de transporte, de belleza, gastronómicos, del entretenimiento, entre otros. El autor considera además, que para un estudio del presente histórico de la inversión productiva de las remesas y la migración de retorno es necesario incorporar en su análisis la complejidad y naturaleza multivariada de este desplazamiento, que requiere que sea abordado en términos de causas y motivaciones en los niveles macro, meso y micro. Es decir, es necesario considerar los factores históricos, económicos, políticos, de población, pobreza, oportunidades laborales, cultura y dinámicas macroeconómicas; contextos familiares, transnacionales, de redes, tecnológicos, de comunicación, del imaginario, de las expectativas y simbolismos colectivos; y de las capacidades, experiencias, vocaciones y visión de los individuos.

El retorno e inversión no es posible entenderlo si se contempla unilateralmente. Esto significa que las vocaciones empresariales se conectan a las condiciones histórico-económicas, la factibilidad de la institucionalidad y el ambiente de políticas públicas, las facilidades de la infraestructura y los recursos naturales y de mercados regionales; pero no se agotan ahí. Hacen falta entender otras coordenadas a nivel meso y micro para dimensionar este fenómeno. Las condiciones de la sociedad de recepción, los empleos desempeñados, la edad, el nivel académico, el estatus legal, los retornos cíclicos y el papel simbólico que desempeñan, las redes sociales binacionales, las telecomunicaciones que hacen la transmisión instantánea y frecuente, las responsabilidades y compromisos familiares, el ambiente cultural, el grado de adaptación, y el amor a la cultura de origen, se mezclan con el apoyo familiar, el ahorro suficiente en Estados Unidos, para retornar e invertir.

Es ingenuo pensar que en automático las remesas multiplicaran las inversiones familiares e individuales, o que los migrantes per se visualizan o ponderan los escenarios empresariales. Las empresas surgen cuando se integran múltiples circunstancias que van más allá de determinantes volitivas. Los artífices de las políticas públicas deben considerar que para entender el fenómeno de la inversión remesera se requiere de un enfoque que permita estudiarlo integral y globalmente y en perspectiva multidisciplinaria, en sus múltiples variables tanto cuantitativas como cualitativas.

Como ya anteriormente observábamos, las remesas por su magnitud representan una importante inyección de recursos económicos en ciertos sectores de las economías regionales y locales. Las remesas son una importante herramienta para reducir la pobreza. De acuerdo con los datos emitidos por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en Guanajuato, similar a lo que pasó a nivel nacional, de 2008 a 2010 hubo una reducción del porcentaje de la población con las carencias sociales de rezago educativo, acceso a los servicios de salud, seguridad social, espacios de la vivienda y servicios básicos en las mismas, y acceso a la alimentación. Sin embargo, se registró un aumento en el porcentaje de la población con un ingreso inferior a la línea de bienestar. En este mismo periodo, el porcentaje de la población en situación de pobreza aumentó de 44.2% a 48.5% (de 44.5% a 46.2% fue a nivel nacional) y el de pobreza extrema creció de 7.9% a 8.1% (menor a lo registrado a nivel nacional que fue de 10.6% a 10.4%).

Siguiendo con los datos del CONEVAL y del CONAPO en 2010 los municipios guanajuatenses con mayor porcentaje de personas con pobreza fueron, en orden de importancia, Atarjea, Xichú, Ocampo, Santa Catarina y Victoria. Dos de estos tienen la categoría de muy alta intensidad migratoria. Xichú, quien ocupa el 9º lugar en intensidad migratoria en el estado, y 83º lugar a nivel nacional, muestra un índice muy alto de población en pobreza (77.6%) y pobreza extrema (29.2%); y Ocampo, 14º sitio en Guanajuato en intensidad migratoria y 151 a nivel país, también muestra un alto porcentaje de su población en pobreza (74.9%) y en pobreza extrema (21.8%).

El CONEVAL al medir las diferentes manifestaciones de la pobreza (alimentaria, capacidades y patrimonial) e indicadores sociales obtiene el índice y grado de rezago social y el lugar que ocupan los municipios a nivel nacional. De los 46 municipios que cuenta el estado de Guanajuato, 13 ostentan un índice muy bajo de rezago social y 21 de bajo rezago. Esto significa que 34 municipios (73.91%) no muestran rezagos sociales significativos. De los 15 municipios que están en la categoría de muy alta intensidad migratoria Pueblo Nuevo es el único que obtiene un grado muy bajo de rezago social; Huaniqueo, Manuel Doblado, Apaseo el Alto, Santiago Maravatío, Cuerámaro, Coroneo, Dolores Hidalgo, Tarimoro, Ocampo tienen un bajo grado de rezago social; San Diego de la Unión y San Felipe, tienen grado medio de rezago; y tan sólo Xichú muestra un grado alto de rezago social. Queda por investigar la influencia de la migración internacional, las remesas y la inversión migrante en los grados de rezago social. Pero por lo que se observa el envío de las remesas de Estados Unidos sí mitiga y disminuye los porcentajes de la pobreza en los municipios que dependen en gran medida de estos recursos.

VI. CONCLUSIONES

La migración, en todas sus matices, patrones, modalidades, características, temáticas, causas y consecuencias, sigue siendo una área de investigación muy estudiada en los ámbitos académicos, políticos y de la sociedad civil. La migración internacional sigue ocupando un asunto central de las ciencias sociales. Y ya que es un fenómeno con significativo impacto en todo el mundo, genera en los científicos sociales un gran afán por conocer sus profundas raíces históricas, causas e impactos.

Como se describió anteriormente Guanajuato, junto con Michoacán, Jalisco y Zacatecas son los estados con mayor migración internacional en el país, en su gran mayoría a Estados Unidos. No es cosa menor las implicaciones de la migración para la entidad guanajuatense, que tiene su impronta en las localidades a través del gasto e inversión, los migrantes de retorno, las tradiciones y la cultura de la migración. Aun cuando desde la colonia Guanajuato ha sido un destino importante de crecimiento agropecuario, minero, y últimamente de industrias de la trasformación y servicios, y ha detonado por ende el empleo, la migración internacional a Estados Unidos es un fenómeno muy extendido y muy sedimentado.

Guanajuato es parte de la Región Histórica de la migración internacional en México y esta realidad permea en las estructuras volitivas, subjetivas, simbólicas, políticas, económicas y familiares de un amplio sector de la población de la entidad. Y esto trae consigo implicaciones en la reproducción de la migración y la impronta en la intensidad, las remesas, las inversiones y el retorno. Temas medulares para la elaboración de políticas públicas y el análisis histórico-social de la migración internacional en este estado. Vale resaltar, a diferencia de otros estados como Michoacán, Jalisco y Zacatecas, que gozan de la misma tradición migratoria, y cuentan con abundantes estudios y centros de investigación e investigadores ex profeso para esos asuntos (COLMICH, UMSNH; Universidad de Guadalajara; Universidad Autónoma de Zacatecas), en Guanajuato los estudios e investigadores no son tan copiosos. En la Universidad de Guanajuato se están realizando loables trabajos que prometen en cantidad y calidad emular a dichos estados. Valga este modesto esfuerzo para contribuir en la comprensión histórica del fenómeno de la migración en Guanajuato y que sirva de guía a no expertos en la temática y de pautas de reflexión sobre este centenario fenómeno en la entidad guanajuatense.

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1. Profesor investigador del Departamento de Estudios Culturales, Demográficos y Políticos. Universidad de Guanajuato, Campus Celaya-Salvatierra. Guanajuato, México.

Correo electrónico: kutibirrin10@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8998-5904

2. Los datos de intensidad migratoria de CONAPO llegan hasta este año. No hay información al respecto para años posteriores. Debido a ello no se observa la intensidad de Guanajuato para los años recientes.