Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) RESCATE DE DOCUMENTOS

Las exploraciones botánicas

de Hermann Wendland en

Centroamérica (1856-1857) II.

En la región de Sarapiquí, Costa Rica

Recibido: 12 de febrero, 2023

Aceptado: 18 de mayo, 2023

Por: John Leslie Dowe1, James Cook University, Australia, ORCID: 0000-0003-1424-6725

Luko Hilje Quirós2, Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), Costa Rica, ORCID: 0000-0002-5171-5079

John Leslie Dowe, Luko Hilje Quirós.

Resumen

Las exploraciones botánicas de Hermann

Wendland en Centroamérica (1856-

El presente artículo corresponde a la segunda parte del relato intitulado Notas 1857) II. En la región de Sarapiquí, Costa

de viaje del jardinero de la corte Hermann Wendland, publicado en 1857 en la Rica. Revista Comunicación. Año 44,

revista Hamburger Garten- und Blumenzeitung, cuya primera parte fue tradu-volumen 32, número 1, enero-junio, 2023.

Instituto Tecnológico de Costa Rica. ISSN:

cida recientemente para la revista Comunicación. En 1856, el botánico alemán 0379-3974/e-ISSN1659-3820

Hermann Wendland fue enviado por el rey de Hannover a Centroamérica, con el fin de recolectar plantas para los Jardines Reales de Herrenhausen. Este artículo se concentra en Sarapiquí, en el noreste de Costa Rica, región muy rica en biodiversidad, pero entonces botánicamente inexplorada. Durante tres semanas de trabajo intensivo, Wendland recolectó especímenes de unas 200 especies vegetales, pertenecientes a 45 familias, de las cuales 90 fueron nuevas para la ciencia. En sus recolecciones predominaron orquídeas (Orchidaceae), palmeras (Arecaceae), gesneriáceas (Gesneriaceae), aroideas (Araceae), melastomáceas (Melastomataceae) y rubiáceas (Rubiaceae), las cuales representaron el 60% de todas sus recolecciones y el 82% de las especies nuevas. La mayor parte de su colección permanece en el herbario de la Universidad de Göttingen (GOET).

Esto convirtió a Sarapiquí en la región mejor conocida de Costa Rica en términos botánicos, por varios decenios. Afortunadamente, en el último medio siglo, la existencia de la Estación Biológica La Selva, de la Organización para Estudios Tropicales (OET), ha permitido que los investigadores que con frecuencia se ins-PALABRAS CLAVE:

talan ahí hayan podido acrecentar inmensamente el conocimiento de aspectos Hermann Wendland, Jardines de

taxonómicos, ecológicos, genéticos y evolutivos de la flora y la fauna que habita Herrenhausen, Universidad de Göttingen,

el bosque tropical muy húmedo, hasta convertirla en una de las zonas tropicales Sarapiquí, Costa Rica, Orchidaceae,

Arecaceae, Gesneriaceae, Araceae.

mejor estudiadas del planeta.

KEY WORDS:

Hermann Wendland, Herrenhausen

1

Australian Tropical Herbarium, James Cook University, Smithfield, Qld 4878, Australia. Con-Gardens, University of Göttingen,

tacto: john.dowe@jcu.edu.au

Sarapiquí, Costa Rica, Orchidaceae,

Arecaceae, Gesneriaceae, Araceae.

2

Profesor Emérito. Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE). Turrialba, Costa Rica. Autor para correspondencia. Contacto: luko@ice.co.cr

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Abstract

Hermann Wendland’s Botanical Explorations in Central America (1856-1857): II. In the Sarapiquí region, Costa Rica This paper corresponds to the second part of the account entitled Travel notes of the court gardener Hermann Wendland, published in 1857 in the magazine Hamburger Garten- und Blumenzeitung, of which the first part was recently translated for the journal Comunicación. In 1856, the German botanist Hermann Wendland was sent to Central America by the King of Hannover, to collect plants for the Royal Gardens of Herrenhausen. The current paper focuses on Sarapiquí, in the northeast of Costa Rica, a region very rich in biodiversity, but then botanically unexplored. During three weeks of intensive work, Wendland collected some 200 plant species, belonging to 45 families, of which 90 were new to science. Orchids (Orchidaceae), palms (Arecaceae), gesnerids (Gesneriaceae), aroids (Araceae), melastomas (Melastomataceae), and madders (Rubiaceae) predominated in his collections, which represented 60% of all his collections, and 82% of all new species. Most of his collections are held in the herbarium of the University of Göttingen (GOET). This made Sarapiquí the best botanically known region of Costa Rica for several decades. Fortunately, in the last half of a century, the establishment of the La Selva Biological Station, of the Organization for Tropical Studies (OET), has allowed researchers who frequently settle there, to greatly increase knowledge about taxonomy, ecology, genetics and evolutionary relationships of the flora and fauna that inhabit the tropical wet forest, making it one of the best studied tropical environments on the planet.

INTRODUCCIÓN

estaba recopilando información sobre la región norteña del país, para una publicación que aparecería en 1862; Como se indicó en el primer artículo de esta serie (Dowe años después sería traducida al español con el título La y Hilje, 2022), en 1856-1857 el botánico alemán Her-ribera derecha del río San Juan; una parte casi desco-mann Wendland (1825-1903) fue enviado a Centroamé-nocida de Costa Rica (Biolley, 1895) y reeditada casi un rica, para recolectar plantas vivas y ejemplares de her-siglo después (von Frantzius, 1999).

bario para los Jardines Reales de Herrenhausen, con el patrocinio del rey Jorge V de Hannover. Su diario de la De hecho, en el primer artículo de esta serie (Dowe y travesía, intitulado Notas de viaje del jardinero de la cor-Hilje, 2022), él menciona algunas de las inquietudes y te Hermann Wendland, publicado en la revista Hambur-preocupaciones asociadas con su expedición a la región ger Garten- und Blumenzeitung, fue traducido al inglés de Sarapiquí, reputada como inhóspita y muy peligrosa.

recientemente (Dowe et al. , 2022), y ahora al español.

Tras las indagaciones y preparativos pertinentes, por fin En el presente artículo se incluye la segunda parte de di-Wendland acometió la aventura de explorarla.

cho testimonio, concentrado en la región de Sarapiquí, en el noreste de Costa Rica.

Empezada su travesía el 7 de mayo de 1857 en San José, junto con su ayudante Gerhard Jäger, después de pernoc-Se ignora exactamente por qué Wendland eligió Costa tar en la ciudad de Heredia y un día después en un alber-Rica, así como esta región en particular, para efectuar la gue gubernamental que había en Vara Blanca, el relato mayor parte de sus herborizaciones en Centroamérica.

aquí transcrito corresponde al recorrido iniciado poco Lo que sí es cierto es que —como él mismo lo confie-después de superar la Cordillera Volcánica Central en sa—, en Hannover había conversado con el naturalista el Paso de El Desengaño. Lo esperaban terrenos suma-polaco Josef von Warszewicz, quien había recolectado mente escarpados, recubiertos de bosques de altura, para en Costa Rica previamente (León, 2002; Grayum et al. , poco a poco descender hasta las muy extensas planicies 2004; Ossenbach, 2016). Además, había leído las suges-donde la selva tropical alcanza su mayor esplendor.

tivas descripciones de Sarapiquí incluidas en el célebre libro La República de Costa Rica, publicado en 1856

Dado el gran valor botánico y testimonial, su periplo por (Wagner y Scherzer, 1974).

la región de Sarapiquí aparece narrado a continuación, en su propia voz.

Ya en Costa Rica, buscó el consejo del médico y naturalista alemán Karl Hoffmann —para quien traía una carta DIARIO DE VIAJE DE WENDLAND

de recomendación—, quien posiblemente le sugirió buscar a su colega Alexander von Frantzius (Dowe y Hilje, Al día siguiente, domingo 10 de mayo, nos levantamos 2022). Es de suponer que para entonces von Frantzius ya a las cinco de la mañana, bebimos un poco de café y 77

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) empezamos a movernos a las siete. El camino empeo-En relación con la catarata mencionada, posiblemente ró un poco, y se proyectaba cuesta abajo, en dirección se refiere a la de San Fernando (Figura 1A), que aún noroeste. El conductor dijo: “¡Miren! San Miguel está hoy no se ve con facilidad desde la carretera que con-adelante, y el Muelle más adelante”. Pero uno no veía duce a Sarapiquí. Se localiza cerca de Cinchona, un vi-más que árboles y árboles, un dosel continuo de hojas, llorrio establecido durante la Segunda Guerra Mundial un verdadero mar de follaje.

para la producción de quinina, contra la malaria. Dicho poblado fue arrasado por el terremoto ocurrido el 8 de El camino avanza por el lado izquierdo de un valle, para enero de 2009, tras lo cual se fundó el poblado de Nueva después atravesarlo en su centro durante un extenso tre-Cinchona, en Cariblanco.

cho, y hacia la derecha se hunde de manera tan abrupta, de la misma manera que asciende por el flanco izquier-Mientras uno cabalga cuesta abajo, la herborización no do. Desde abajo emerge el sonido de un furioso arro-se puede hacer sino desde el burro. A veces uno tiene yo, que después se precipita en una hermosa cascada de que olvidarse de este o aquel ejemplar, pero de inme-unos 150 a 200 pies, la cual, por desgracia, no se puede diato aparecen otros cien. Uno le dice a su compañero: observar completa desde el camino.

“Por favor, coge esa hermosa Melastoma”. Y te detienes, pero los animales de carga avanzan, y la bestia que estás En cuanto a las unidades de medida citadas en el texto, montando no tiene intenciones de detenerse ni de que para evitar reiterarlas, se consignan aquí sus equiva-sus compañeras la dejen rezagada, por lo que continúa lencias por una sola vez: pulgada (2,54 cm), pie inglés bajando. Como, de todos modos, la planta era un poco (30,47 cm) y yarda (91,4 cm).

bultosa, le dices a tu compañero. “Bueno, olvídate. Ya habrá otra”. Sí, pero quien no suele regresar, es el mejor Figura 1. Cataratas San Fernando (A) y La Paz (B).

Fotos: Luko Hilje.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) ejemplar. “Mira, está bien así”, te dices a ti mismo. “¿Por A partir de aquí, el camino sube de nuevo un poco, pero qué no cogiste la primera planta que viste, si sabes que si tan solo para bajar pronto y de manera abrupta. El arro-no tomas el primer ejemplar, ya no lo encontrarás más?”.

yo que acabamos de cruzar y otro que está a la derecha Así es como funciona esto.

desaguan en el río Sarapiquí, el cual viene de aún más lejos por la derecha y se le puede escuchar rugiendo en Entonces uno mira alrededor, con una mezcla de las espantosas profundidades.

entusiasmo y enojo, y quiere hacer lo que esté a su alcance para reencontrar lo que omitió. Debido a esa Desde el lado del valle por el que se transita, uno no ve obsesión, no se percata de la presencia de tallos de Rubus mucho, pues las copas de los árboles obstruyen la vista y Solanum y, antes de darse cuenta, se ha rasgado las a la distancia. Sin embargo, lo más impresionante para manos y la cara.4 Para peores, ¡tu sombrero se queda el espectador son ciertos lugares del valle en sí, sobre enredado en algún arbusto, o cae en el barro! La sangre todo donde ha habido deslizamientos en el lado donde hierve, uno inculpa al burro de todo cuanto le sucede.

uno se halla, los cuales han arrastrado hacia el valle la

¿Por qué es que siempre busca lo que le resulta más tierra, con todo y su vegetación, hasta dejar desnuda la cómodo a él mismo?

roca madre. Uno se sobrecoge al escuchar el caudaloso Hay que liberarse de la ofuscación, y el burro logra ha-y rugiente río a apenas unos mil pies debajo de uno, y cerlo. Sí…, ¡el burro! Él continúa avanzando sin tregua, entonces se pregunta: “¿Cómo estará el suelo bajo mis aunque el camino se torne aún más empinado cuesta pies? ¿Será firme?”. ¡En realidad, un hermoso tobogán abajo, y de súbito deba voltearse hacia un valle colateral, de tierra, con un ángulo de 30 a 40 grados! Así que mejor para poder vadear un arroyo. Se trata del río de los Ánge-te alejas rápido de tan espeluznante punto y, al hacerlo, te les [río Ángel]. Después de media o una hora de cabalgar percatas de que estabas sobre una franja de tierra de ape-se llega al río de La Paz, que se desprende sobre enormes nas dos a tres pies de ancho, desde la cual el camino se rocas con rugiente prisa. El agua es espléndidamente empina abruptamente por un lado, a la vez que se hunde, cristalina, y lo invita a uno a tomar una bebida refres-también de manera escabrosa, por el otro.

cante. Y, una vez que has alcanzado la margen opuesta, No muy lejos de allí observé una pequeña palmera, que serás recompensado con la vista de varias cascadas pin-tenía semillas maduras, y me vi tentado a descender y torescas (Figura 1B).

extraerla del bosque. Pero, ¡qué grande fue mi asombro La catarata La Paz cae a un lado del camino, donde ac-cuando de inmediato encontré siete especies diferentes tualmente un puente permite soslayar el profundo cauce de palmas, juntas en un área de unas pocas varas cuadra-del río en ese punto, convertido hoy en un popular des-das! Tan entusiastas estábamos ante tanto material halla-tino turístico.

do, que el mulero tuvo que insistir en que partiéramos, pues se acercaba una lluvia torrencial. El vasculum que, Por insignificante que parezca este arroyo, se henchirá de todos modos, ya estaba repleto, se hizo insuficiente considerablemente cuando llueva, hasta tornarse inva-para guardar valiosas muestras de palmas. La lluvia, que deable y peligroso. Por eso han cortado un árbol aguas cada vez se aproximaba más, me hizo apurar el paso, y arriba, y colocado su tronco para que sirva como puente apenas llegué al frente de la cabaña de Cariblanco (Figu-para los peatones. Sin embargo, las cabalgaduras tienen ra 2), que era nuestro destino para ese día, se precipitó en que nadar para cruzar el río, por lo que debe sujetárseles torrentes. Mi paraguas soportó bien el primer impacto de con un mecate, para evitar que los arrastre la corriente y la lluvia, y fue así como pude llegar a mi aposento no tan sean arrojados diez pies aguas abajo, sobre una inmen-mojado, poco antes de las tres de la tarde.

sa roca de veinte a treinta pies de profundidad. “Es una pena —pensé— que no podamos quedarnos aquí por Tan pronto como procesamos el material recolectado una hora y refrescarnos con un vaso de cerveza o un sor-y comimos algo, la curiosidad me llevó a salir, para bo de leche agria. ¡Qué diferente uso se le daría a este observar lo que había sobre el techo de un rancho lugar si estuviera en Europa!”.

localizado frente a la cabaña donde dormiríamos. Estaba densamente cubierto de plantas de hasta cuatro pies 4

De estas plantas espinosas, al primer género de estos pertenecen de altura, y parecía más bien un jardín botánico, en el las moras silvestres y al segundo la naranjilla ( Solanum que las plaquitas de identificación de cada especie se quitoense), aunque esta última es de origen suramericano.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Figura 2. Mapa de la ruta a Sarapiquí antes de 1854.

Fuente: Hilje (2006), redibujado de González (1976).

hubieran perdido de manera accidental. Al observar más abundancia, además de musgos, líquenes, hepáticas y de cerca, detecté una cantidad de especies inimaginable setas.5

en Alemania para un área tan pequeña. Por ejemplo, vi varias gesneriáceas diferentes, melastomáceas, La cabaña en la que pernoctaríamos estaba bastante rubiáceas, un montón de orquídeas pequeñas, entre limpia, y sus propietarios también se distinguían por su las que había hermosos ejemplares de Sobralia —por desgracia sin flor—, así como también helechos en 5

El espécimen tipo de Sobralia lepida fue recolectado por él en esos días.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) elegante ropa. La hija de la casa, una muchacha de 14 a público, con el fin de transformar la trocha de montaña 15 años, fue una de las pocas mujeres realmente bellas existente, en un camino apto para el tránsito de carretas, que conocí en Centroamérica. Esa sería la última semana y así aligerar las exportaciones hacia Europa (Gonzá-que pasaría en casa de sus padres, pues a la semana lez, 1976). Culminaría en Muelle, en la ribera del río siguiente iría a casarse a la capital. La madre, que tararea Sarapiquí, que funcionaba como atracadero, al igual a Wagner, aún mostraba rastros de gran belleza. Me que como puesto aduanal. De Muelle se podía navegar impactó la hermosa tez blanca de ambas, algo muy poco unos 45 km hasta La Trinidad, en la desembocadura del común en los lugareños. Por un módico precio pudimos Sarapiquí en el San Juan (Figura 3A), y de este punto se obtener la comida nacional más básica, casi siempre podía alcanzar el puerto caribeño de San Juan del Norte compuesta por un par huevos, frijoles negros —el plato o Greytown (Figura 3B), localizado a unos 55 km de nacional, que no falta en la mesa de ricos o pobres—, un distancia. Lamentablemente, este ambicioso proyecto no plátano asado al fuego, y tortillas; éstas, que en este país cuajó, por diversas razones. En todo caso, se mantuvo la sustituyen al pan, son pequeñas tortas de maíz rallado, ruta original, y fue por esa vía que Wendland regresó a aplanadas, las cuales se hornean y asan.6

Alemania en agosto de 1857.

Llama mucho la atención que una mujer del mundo A lo largo del camino aparecía una y otra vez una hermo-rural conociera música del compositor alemán Richard sa palmera, de delgado tronco y de 100-200 pies de altu-Wagner (1813-1883), en una época en que no había ra. Era la primera vez que la observaba en esta región, y discos ni radio. Por entonces, el único posible acceso pertenecía al género Iriartea.8 Me sorprendió cómo sus a escuchar música clásica ocurría cuando la Banda múltiples raíces aéreas descendían por hasta diez pies Militar ofrecía algún concierto en la Plaza Principal o el desde el tronco.

Teatro Mora, bajo la batuta de Manuel María Gutiérrez, quien fuera el autor de la música del himno nacional.

El camino continuaba por el valle de nuevo, y pasamos por algunos lugares tan peligrosos que a uno se le eriza A la mañana siguiente, el 11 de mayo, partimos a las ocho la piel. Sin embargo, pronto disfruta de nuevo de la her-de la mañana. Don Camilo, nuestro guía, tuvo que retor-mosa vista hacia el valle o hacia el lado opuesto, donde nar a la capital, a buscar un pasajero, pero ahora el propio al lado de los gigantescos árboles que dominan el bos-don Manuel Sancho —que tiene nariz de halcón—, me que, se elevan esbeltas palmeras. Llegamos a la Cuesta llevó a su rancho. Tiene una hermosa propiedad en San del Congo, el horror de todos los horrores. Es cierto que Miguel, y es el dueño de las cabalgaduras, que él alquila.

escalar esta pequeña y escarpada montaña es muy difícil, tanto para los humanos como para los equinos, pero des-El camino, que hasta entonces había sido bastante bue-pués de las horribles descripciones que había oído acerca no, empeoró conforme nos acercábamos a las partes más de ella, imaginaba que era mucho más peligrosa.

bajas y húmedas. Al principio era bastante plano, y los árboles a ambos lados del sendero habían sido talados La Cuesta del Congo no tiene relación con el cerro para secarlo un poco, pero el suelo muy húmedo y rico Congo, un volcán extinto localizado detrás del volcán en humus permitía que una multitud de colocasias, con Poás; de hecho, está a unos 7,5 km al noreste de la cima sus gigantescas hojas, crecieran de manera magnífica e del Congo. Alude a un ascenso muy pronunciado, poco impidieran el paso casi por completo.7 Don Manuel se después de San Miguel y hacia Cariblanco. El topónimo sintió obligado a actuar como si fuera el gerente de la ya no existe, y la topografía de ese paraje fue modifi-ruta de Sarapiquí y, machete en mano, con destreza y cada en el gobierno de José Joaquín Trejos Fernández diligencia despejó la vía de tan exuberante crecimiento (1966-1970), según el ingeniero Walter Vargas Benavi-vegetal.

des, quien tiene una finca ahí cerca y frecuenta esa zona desde la niñez.

Aunque Wendland alude a esto de manera jocosa, desde 1851 el gobierno había promovido la creación de la En general, no hay un camino. Son las mulas las que eli-Compañía de Sarapiquí, un ente privado pero de interés gen los lugares más favorables para sobrellevar su carga, y a menudo se ven obligadas a subir o incluso a saltar 6

En realidad, las tortillas se tuestan sobre un comal de hierro.

7

Acerca de esta planta hay una nota explicativa posteriormente.

8

En relación con esta especie, hay una nota explicativa después.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Figura 3. La Trinidad (A) y San Juan del Norte (B). En A, las flechas indican los extremos de ambas riberas del río Sarapiquí; al fondo se observa el San Juan, más el territorio de Nicaragua.

Fuentes: Luko Hilje (A) y Archivos del Museo Histórico Cultural Juan Santamaría (B).

hasta un metro en el aire, para poder avanzar; si uno no va (Figura 4A-B), pero todavía avanzando cuesta abajo es lo suficientemente precavido, sufrirá fuertes y abun-por senderos casi siempre malos y pantanosos, donde los dantes golpes en las rodillas. Una vez que se alcanza la animales se hunden hasta la mitad de sus patas en el sue-parte superior, sí da la impresión de que alguna vez hubo lo fangoso y pegajoso. Después, se percibe la presencia un camino. Hacia el frente se sube y se sube de manera de un sitio abierto, y emerge ante los ojos del viajero un continua, para después descender abruptamente. Es ne-amplio y bello espacio, verde y despejado.

cesario sujetarse con firmeza a la montura y permitirle a la bestia que avance según le parezca, pues las mulas A medida que nos acercamos, don Manuel emite un sil-conocen el camino y su instinto las lleva siempre a elegir bido tan fuerte, que perfora nuestros oídos, el cual rebota los puntos menos peligrosos, de modo que, al final, uno en su rancho, totalmente rodeado de plátanos. Te aproxi-pueda superar felizmente las dificultades de la ruta.

mas y eres recibido por una familia bastante numerosa, más diecisiete perros, todos los cuales conocen la voz de Una vez que, finalmente, has llegado al fondo del abis-su amo.

mo principal, continúas durante casi una hora por la sel-82

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Figura 4. Aspecto de la selva en esa zona en vistas externa (A) e interna (B). Fuente: Luko Hilje.

Desempaqué rápidamente y llevé las cosas al cuarto que cual usaban como un fuete para montar a caballo. Gra-me asignaron, es decir, el cuarto de huéspedes, y ahí or-cias a ella hice entender a los perros, no sin esfuerzo, que dené las pertenencias que traía, incluido el abundante pa-no deseaba su compañía. Solo el uso rudo y reiterado de pel absorbente para preparar muestras botánicas. De mi esta faja mantuvo alejados a los perros, cada uno de los mochila saqué y estiré mi hamaca, que sería mi lecho de cuales tenía más hambre que el otro; parecían esqueletos dormir en los próximos catorce días. Sin embargo, tuve andantes, que de vez en cuando me atormentaban con su que buscar un palo para espantar los perros, a quienes en apremiante hambre.

los días previos quizás se les había permitido la entrada irrestricta a ese cuarto. En vez de un palo, lo que encon-A la hora del almuerzo, cuando el anfitrión y la ama de tré fue una tira de cuero, cortada de la piel de un tigre, la casa estaban presentes, traté de averiguar la tarifa diaria 83

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) de estadía. No obstante, en vez de responderme, habla-A todos los que quieran viajar por este país, les reco-ron de otras cosas sin relación alguna con mi simple pre-miendo que adquieran una cama tan cómoda como esta, gunta, por lo que tuve que resignarme a no ver contesta-en Inglaterra. Inicialmente yo no quería comprarla, debida mi pregunta.

do a su alto precio, pero un “no importa, debes tenerlo”

me inclinó a hacerlo, y cuanto más la he usado, más con-Durante la tarde me dediqué a colocar en la prensa las vencido estoy de lo útil que es. Sin ella, habría que elegir plantas que había recolectado por la mañana, así como a entre dormir sobre el suelo desnudo o encima de un cue-prensar y secar las de los días previos.

ro de res. La primera opción debe evitarse, por varias ra-Para preparar las muestras vegetales (follaje, flores, zones, ya que el sueño se torna imposible. No obstante, a etc.) que recolectan, los botánicos utilizan las llamadas menudo he tenido que soportar muchas noches seguidas prensas. Para ello extienden las muestras entre trozos o sin dormir bien, por no haber llevado conmigo la cama láminas de material absorbente (cartones o papel perió-inflable, con tal de que la mochila no me pesara tanto.

dico), una por una. Después las apilan y las comprimen Sin embargo, no pude acostumbrarme, y al día siguiente entre dos tablas o rejillas de madera o de metal —que me sentía tan rígido, que se me dificultaba mucho traba-sirven como tapas—, y todo el conjunto es amarrado jar. Pero, cuando se cuenta con un animal de carga, como con un cordel o una correa de cuero, para que no se des-ahora, no es problema agregarle cinco libras al equipaje.

acomoden durante el traslado a un sitio seguro, donde Al día siguiente, el 12 de mayo, hice dos excursiones las muestras puedan ser secadas en una estufa u horno al bosque. Ambas fueron muy productivas. Dondequiera eléctrico, para evitar que se pudran. Como en aquella que mirara o pisara, observaba algo increíble: una espe-época no había electricidad, era necesario colocar las cie de palma siguiendo a otra, y otra más, como si hubie-prensas cerca de algún fogón, pero esto tomaba muchos ran sido colocadas allí a propósito, para mí. Pero quedé días, sobre todo en una zona tan lluviosa como Sarapi-especialmente contento por una especie de Bactris de quí.

hojas simples, así como una de Geonoma, que aparecía Por la noche socialicé con los anfitriones. La gente con-por miles y miles (Figura 5A-B).10

versó de una cosa y la otra, y preguntó sobre esto y aque-Regresé muy cargado al rancho, y acondicioné bien las llo. Como, además, yo traía una carta de recomendación muestras. Como el cielo estaba ya muy nublado, los puse y dos botellas de ginebra holandesa de un caballero de a secar cerca de un pequeño fuego, que instalé con ese San José que era muy amable conmigo y que estaba en fin en mi aposento, que yo ignoraba que era la cocina deuda con don Manuel, la familia me acogió muy bien y del perro. El humo era desagradable, pero podía fluir y satisfizo todos mis deseos.9

salir por cualquiera de los cuatro costados. Cuando todo Una vez que encendí unas velas y me deleité con una estuvo en orden, abrí las semillas recolectadas para que taza de buen café nacional, saqué mi cama portable y se secaran, parcialmente metidas en cartuchos de papel y empecé a inflarla, para diversión de todos los habitan-colocadas en las supuestas camas, que no eran más que tes del rancho, quienes se quedaron boquiabiertos, pues marcos de madera recubiertos con cueros de res.

no podían entender cómo funcionaba al ser inflada con Apenas terminé de hacer esto, llamaron a almorzar. No un fuelle en miniatura. Nunca olvidaré los rostros de esa deseaba esperar más en cuanto a saber el precio diario de gente, conforme yo iba inflando cada una de las tres sec-mi estadía. Tuve que hacer un gran esfuerzo para no te-ciones de esa cama, así como cuando la coloqué sobre la ner que reírme ante cualquier ocurrencia de mi anfitrión.

hamaca. Mientras hacía esto, escuché comentarios como Hice mi pregunta con claridad. No podía creer lo que es-

“Eso es agradable, muy cómodo”, o “Sí, los alemanes cuché. Dijeron que, cuando llegamos, ellos estaban ocu-tienen en sus mentes trucos que les permiten vivir en este pados sembrando maíz en San Miguel y que, no sé por país, mejor que como lo hacemos nosotros mismos”.

qué razón, eso les había impedido responder. Entonces insistí, ante lo cual la ama de casa manifestó que tenía un año de no confesarse y que en estos días tenía planea-9

Derivada del enebro ( Juniperus communis), este tipo de ginebra es un licor tradicional en los Países Bajos, Bélgica y las zonas 10 Se trata de Bactris obovata, en tanto que la otra podría ser adyacentes del norte de Francia y el noroeste de Alemania.

Geonoma congesta o G. cuneata.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Figura 5. Frutos y hojas de Bactris obovata (A), así como hojas de Geonoma congesta (B).

Fuente: Dick Culbert (A) y Emmanuel Rojas (B).

do visitar a su confesor en Heredia, pero al enterarse de de todos los colores posibles.11 Eran bastante mansos y nuestra llegada se vio obligada a posponer su confesión constantemente estaban entre mis pies, mientras consu-por cuatro semanas más. De inmediato empezó a enu-mían los fragmentos de las muestras vegetales que yo merar su larga lista de pecados y, lo quisiera yo o no, descartaba o, incluso, lo que se me caía. Además, mor-tuve que escucharlos todos, como si fuera su confesor.

disqueaban las carpetas con las muestras, al igual que las partes verdes que sobresalían de dichas carpetas, lo que a La situación continuó así por largo rato. Hicieron todo su vez provocaba serias peleas entre ellos. Debido a que tipo de cálculos para determinar la tarifa, y me hablaron la puerta no podía ser cerrada —pues no la había, sino de esto y de lo otro para enredarme y me olvidara del tan solo el marco—, incluso ingresaron terneros, que asunto. Pero cuando don Manuel y su esposa pensaron también masticaron cuanto sobresalía de las carpetas.

que ya me había apaciguado, de nuevo planteé mi pregunta. No obstante, para tener una respuesta, antes debí Frente al rancho había una especie de patio cercado con escuchar chácharas acerca del bisabuelo y la bisabuela, palos. En la mañana del 13 de mayo tomé prestados unos así como de otros asuntos de la familia; más de lo que yo trozos de madera e hice una plataforma a unos cinco pies deseaba. En realidad, el monto a pagar no era muy eleva-por encima del suelo, para poder secar al sol el material do, como lo suponía yo, al pensar que todas sus evasivas que había recolectado.

tenían como fin cobrarme una gran suma de dinero.

Con la esperanza de que todo estaría a salvo aquí, me en-Encima de esto, finalizado el tiempo para almorzar, vol-rumbé hacia el bosque en la ribera del río Sarapiquí don-ví a mi aposento. Pero… ¡qué susto cuando entré ahí!

de, una vez más hallé plantas raras y hermosas, y de don-Imagínense: una gallina madre con su prole de polluelos de pronto regresé bien surtido de muestras. Pero, ¡qué estaba en la cama donde puse las semillas, y todas ha-grande fue mi asombro cuando fui a buscar mis prensas bían sido abiertas y picoteadas en su interior. Las recogí con plantas, para colocar las cosas nuevas! Faltaban dos y traté de agruparlas por su similitud, pero tuve que en-de ellas. Una vaca había entrado al patio, que no siem-frentarme no solo a los perros, sino que también a los pre estaba bien cercado, y había jalado los papeles, que pollos, que permanecían husmeando entre mis pies.

posiblemente había olfateado. Una vez en el suelo, los cerdos las habían cogido y arrastrado por el fango. Pude Pero este estaba lejos de ser el único problema. El propietario era un gran aficionado a los conejillos de indias, de los cuales tenía en su rancho al menos medio centenar, 11 Se trata del cobayo, cuilo o cuy ( Cavia porcellus). Aunque Wendland no lo menciona, es de suponer que los comieran, como sucede en América del Sur, de donde esta especie es originaria.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) hallar una entre la suciedad, y la otra en un prado frente primero es el más común en áreas urbanas. A ellos se al rancho.

refiere Hoffmann como “un verdadero beneficio para el país, por lo que nunca se les da muerte” (Hilje, 2006).

Durante mi ausencia, los perros también habían ingre-Además, comenta que “es un espectáculo muy cómico sado en mi cuarto. Allí tenía yo dos frascos de vidrio, cuando ellos, bajo el calor del mediodía y en largas dentro de una pequeña caja colocada en el suelo, y en los hileras, el uno junto al otro están posados durmiendo que solía colocar rizomas de plantas vivas.12 Los perros sobre las cumbres de los techos, con las cabezas habían quitado y devorado unos trozos de vejiga que ser-debajo de las alas; tan pronto como se mojan, con las vían como tapones. Pude hallar los frascos, y colocarlos alas extendidas inmóviles se sitúan allí mismo para con las carpetas de nuevo. A los perros aquí los alimen-secarse. Los compatriotas los llaman entonces «águila tan sobre todo con plátanos crudos o cocidos, y rara vez prusiana»”; esto era así porque en el centro de la consumen carne u otros alimentos, por lo que siempre bandera de Prusia, que constaba de dos franjas negras tienen hambre, debido además al gran número que man-laterales y una central blanca, había un águila negra tienen aquí. Incluso los he visto comer maíz crudo en la imperial con las alas desplegadas.

mazorca, y hasta cuero sin curtir.

Si un animal muere sobre un camino, ahí permanecerá, El hecho de que haya tantos perros en estos asentamien-pues nadie hace el menor esfuerzo para orillarlo, aunque tos se debe también a la protección de las personas de los sea muy desagradable para los viajeros, ya que los caba-depredadores silvestres, pero hay una razón adicional.

llos, y aún más los burros, se niegan a pasar por donde Debido a que nunca quedan totalmente llenos, el hambre están los esqueletos blanqueados, aunque se haga todo los obliga a buscar otros alimentos, y es así como en-esfuerzo. A veces se puede resolver esto, al dejar que una cuentran y consumen alimañas dañinas, como serpien-bestia de carga ya cansada e indiferente continúe hacia tes, además de carroña y sustancias animales putrefactas.

adelante, seguida por la cabalgadura de uno, pero la ma-En eso también ayudan los cerdos, pollos y patos, que yoría de las veces uno tiene que desmontar y jalar de la abundan en los asentamientos.

rienda a su mula, o hacer un largo desvío.

A los animales mencionados se suman los zopilotes, sin El 14 de mayo llovió casi todo el día, y no pude reco-duda uno de los animales más útiles en los países ca-lectar mucho. Como me ha sucedido en días como este, lientes. Puesto que ellos mantienen limpias las calles, los estaba muy ocupado como para ponerme a secar el papel europeos los llaman “ayudantes de policías”, de mane-algo humedecido. El piso del rancho era adecuado para ra jocosa. Puedes encontrarlos en las cercanías de todo hacer esto, pero tan solo unos pocos días después empe-asentamiento humano, pero son particularmente abun-zaron a aparecer gatos y a echarse sobre ellos, por lo que dantes en las ciudades, pueblos y sus alrededores, don-todos los días me estropeaban algunos.

de suelen posarse sobre los techos y en los árboles, a la espera de un bocadillo. Si un animal grande, como un Ese mismo día, un caballero alemán que había conoci-perro, una res, un caballo o una mula muere, nadie se do en San José llegó a nuestro rancho, pues iba hacia toma la molestia de enterrarlo, sino que es traído a la Europa a través de Sarapiquí y San Juan del Norte. Me periferia de la ciudad y colocado en algún terreno baldío.

preguntó si deseaba una botella de cerveza, ante lo cual Tan pronto como el cadáver ha sido depositado ahí, los saqué mi imitación del queso Limburger [o Limberger], zopilotes, que son capaces de oler un cadáver desde una para reciprocar su gesto. Mientras comíamos, nos diver-distancia increíble, vuelan desde todas las direcciones, y timos mucho, y hasta nos sentimos medio transportados en pocos días no queda más que el esqueleto del animal, a Europa. A su vez, con gran amabilidad se ofreció para que después es completamente descarnado por todo tipo llevarte una carta, que espero hayas recibido bien.13 Aun-de moscas, hormigas y gusanos.

que me resultaba muy difícil escribirte esos renglones en ese momento, no quería perder la oportunidad de enviar-En Costa Rica hay tres especies de estas aves carroñeras: te mis noticias desde este paraje silvestre. Debo contarte el negro (Coragyps atratus), el cabecirrojo (Cathartes

que no podía usar mi dedo índice, porque esa mañana

aura) y el rey de zopilote (Sarcoramphus papa). El 12 Un rizoma es un tallo que crece de manera subterránea y hori-13 Aquí alude a una mujer llamada Ruth, que no fue posible identifi-zontal, como el del jengibre.

car.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) me puncé su articulación superior del dedo con una es-fueron los iniciadores de esta desgracia: quizás fueron pina de una Bactris (palma), y estaba muy hinchado, lo los gatos los que habían arrojado la carne sobre la mesa, que me causaba mucho dolor. Sin embargo, dos días des-para beneficio de los perros. A pesar de mi molestia, no pués el dedo estaba totalmente recuperado.

pude evitar reírme cuando mi compañero, mientras trataba de reanudar los hilos del cordel que sostenía el trozo Al día siguiente, mi compatriota partió temprano. Ape-de carne, concluyó con un “Así son las cosas”.

nas lo hizo, como parecía que iba a llover fuerte todo el día, rápidamente me marché a recolectar, aunque fuera Decidí dar un paseo por el bosque, y regresé al rancho por una hora. No obstante, pronto la lluvia me obligó a con una hermosa bromelia. Al examinarla con más de-devolverme. Al regresar, encontré a Jäger dando vueltas talle, pues me sobraba tiempo, ya que estaba lloviendo y contrariado. Percibí un olor fuerte, y pronto me entera-de nuevo todo el día, como si el 13 de junio ya hubiera ría de lo sucedido.

llegado, resultó ser una especie perteneciente al género Ananassa, posiblemente.14 Es una especie hermosa, pero En efecto, mientras él estaba atareado preparando un ave no comestible, y mucho más hermosa que la Ananassa para embalsamarla, así como sentado a tan solo medio

[ Ananas] bracteata que se cultiva en jardines europeos.

metro del fogón, no se percató de lo que sucedía, sino Aquí de vez en cuando se utiliza como una planta para hasta que el ama de casa llegó por el otro extremo del cercas vivas, pues sus hojas, de unos siete pies de altu-rancho para decirle que algo se estaba quemando. Fue ra tienen fuertes espinas en sus márgenes; de su centro entonces cuando se dio cuenta de que algunas prensas emerge una inflorescencia con forma de corona, de un con plantas estaban demasiado cerca del fogón, y algu-pie de altura, con brácteas rojas y brillantes. En realidad, nas capas ya ardían. El gran valor de esas muestras lo las flores son amarillo-verdosas y se ven muy bonitas puso en el dilema de dejarlas incinerarse o echarles agua, entre las brácteas de colores brillantes.

con lo que se estropearían aún más. Por fortuna, cuando llegué, él ya había alejado las prensas de las inmediacio-Pareciera tratarse de una identificación errónea de nes del fogón y, como el material ardía muy lento, bastó parte de Wendland. Es más probable que sea Aechmea

con asperjarle un poco de agua para apagar el fuego. Para

magdalenae (Figura 6). No se conocen especímenes mi alivio, al quitar el papel quemado, noté que el daño no de esta planta recolectados por Wendland. Denomina-era cuantioso. Aunque en días previos había percibido da pita, es pariente la piñuela (Bromelia pinguin), y se que Jäger no estaba muy bien de olfato, jamás hubiera utilizaba para hacer cercas vivas, debido a sus fuertes imaginado que no tuviera la capacidad de oler un papel espinas; además, es una excelente fuente de fibras para absorbente cuando se quema. Entonces me quedó claro confeccionar bolsos y otros objetos personales.

por qué esta persona tenía la manía de probarlo todo.

Esa misma tarde hubo otra tormenta, de las que ocurren En la mañana del 16 de mayo, él me despertó, maldi-con cierta frecuencia aquí. Son espantosas, no solo por la ciendo antes del amanecer. Imaginé que algo malo había fuerte y densa lluvia, sino que también por la incesante ocurrido. Cuando le pregunté por qué estaba haciendo rayería y los ensordecedores truenos. Me recuerdan las tanta alharaca, su respuesta no fue nada agradable: “Los tormentas de Quickborn.15

malditos perros se comieron la mitad de la carne”. Co-rrecto. Así fue: un trozo de carne ahumada, de ocho li-Esta vez, los moradores de los ranchos se reunieron para bras —un lujo en aquel paraje—, que habíamos colgado orar, mientras invocaban a todos los santos. Por la noche del techo para librarlo de cualquier ataque, estaba en el saqué una nueva vela de estearina, pues siempre las car-suelo, mientras que un montón de hambrientos de cuatro go conmigo, aunque el viaje sea corto, y le pedí al ama patas tenían ese manjar en sus hocicos; una porción ya 14 Para el 13 de junio de 1857 se había especulado que un co-había sido devorada por ellos. Por fortuna, pudimos re-meta destruiría el mundo. En los días previos, la amenaza fue cuperar una porción de la carne.

difundida por muchos periódicos en todo el mundo, a partir de un artículo escrito por Matthew Laensberg en el Leige Almanac, de Bélgica.

Sin embargo, nos resultaba inexplicable cómo la carne se había desprendido del techo. Pero así sucede en este 15 Se refiere al libro Quickborn, que no debe confundirse con la ciudad homónima, mencionada en el primer artículo de esta serie.

lugar. Lo que pareciera imposible para cualquiera, aquí Dicho libro, cuyo autor Klaus Groth, fue publicado en 1853. Groth es totalmente posible. En todo caso, los perros y los gatos fue un poeta regional alemán, que escribió en la lengua alemana baja, a la cual también se aludió en dicho artículo.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Figura 6. Aechmea magdalenae. Fuente: Dario Taraborelli, https://www.inaturalist.org/photos/58391046

de casa un tizón para encenderla. Ella manifestó que se géneros conocidos. Sin embargo, al cortar ahora una in-vería muy hermosa en su iglesia, y de seguro se habría florescencia, con inmensa satisfacción pude determinar puesto muy contenta de tener una, pero yo no tenía sufi-que correspondía a un nuevo género. Al analizarla con cientes para regalarle una.

mayor detalle observé diferencias marcadas con géneros como Geonoma y Manicaria, y concluí que, más bien, Las velas de estearina estaban hechas de grasas y acei-es afín al género Calyptrocalyx, originario de la India tes vegetales o animales, en lugar de la parafina habi-Oriental.

tual. En cuanto al sebo citado posteriormente, tiene varios usos, como cocinar y elaborar velas y jabones; para Se trata del género Welfia. De hecho, el espécimen tipo obtenerlo, la grasa de res o de cerdo se cocina hasta de Welfia georgii, hoy llamada W. regia (Figura 7), fue que quede líquida, y después se deja enfriar. En aquella recolectado en esos días. Cabe acotar que, en efecto, época ya se importaban quinqués —prototipo de la lám-Welfia y Calyptrocalyx se parecen mucho superficial-para de querosén—, cuyo combustible era el aceite de mente, y en ambos géneros las flores aparecen en tríadas, ballena, también importado.

insertas en fosas profundas.

Temprano al día siguiente, el 17 de mayo, salí con Jesús, Al mediodía estalló otra violenta tormenta eléctrica, pero el hijo del anfitrión, a talar una espléndida palmera que después el cielo se despejó y aproveché para ir de nuevo había visto el día anterior. La pudimos localizar de nue-al río Sarapiquí, con Jesús. Mientras estaba recolectando vo en el bosque, y pronto la cortamos, pues ya no soy plantas, Jesús se dedicó a pescar en el río y, con tanto tan considerado como cuando estaba en Izabal. Ya había visto algunas plantas jóvenes pero, según su altura y aspecto, no me era posible clasificarlas en ninguno de los 88

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Figura 7. Welfia regia. Fuente: Emmanuel Rojas.

éxito que, con la ayuda de un arpón hechizo, pudo captu-Este insecto (Tunga penetrans) representaba un se-rar un pez grande, parecido a una carpa, de once libras.16

rio problema en zonas rurales. Vivía en los corrales y, aprovechando que la gente andaba descalza, la hembra Por las tardes y las noches, el ama de casa se la pasaba fecundada se introducía bajo la piel y, al producir los haciendo velas de sebo. Aunque nunca había visto esta huevos, ya grávida, formaba una gran protuberancia elaboración antes, me hubiera gustado no haberlo cono-

(pozola), a veces del tamaño de una arveja. Causaba cido, pues el olor del sebo casi me hace salir del rancho.

mucho dolor, además de que era común que las perso-Esa noche descubrí una nigua (pulga de arena) en la arti-nas fueran infectadas por varias niguas.

culación inferior del dedo meñique; la detecté por el do-El 18 de mayo talamos otra palma grande, una

lor que me causaba este nuevo inquilino. En particular, Acrocomia. Era muy espinosa, y Jäger tuvo la desgracia los europeos recién llegados son los que más sufren con de punzarse la pierna con una espina, lo que le causó el ataque de estos insectos. Como regla general, entran mucho dolor, sobre todo cuando la herida se infectó.

por los pies, pero pueden afectar todas las demás partes del cuerpo; conozco a varias personas, sobre todo muje-En realidad, Wendland se refiere a Astrocaryum y no res, que han sufrido mucho con estos animales. La nigua a Acrocomia, especie restringida a las zonas secas en es pequeña, apenas visible, pero se engorda muy rápido, las tierras bajas del Pacífico. De hecho, en esos días él tan pronto como se alimenta. Hecho esto, de inmediato recolectó al menos un ejemplar de Astrocaryum. Cabe coloca huevos en la herida que causa, que se infecta con destacar que las únicas palmas grandes y espinosas a prontitud. Sin embargo, se pueden quitar fácilmente con lo largo de la ruta de Wendland pertenecen a dicho gé-un alfiler.

nero, y la más grande de ellas —la única que necesita-ría ser talada— es Astrocaryum confertum.

16 Sin duda, el muy apetecido bobo ( Joturus pichardi), según el experto Arturo Angulo.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Cuando volvimos al rancho, don Manuel había regresa-tencia “¡Una culebra! ¡Una culebra!”, nos sacó como do de La Virgen, donde había ido por unos días a hacer un rayo, y todos nos armamos de inmediato, lo mejor unas diligencias. Había traído frutos de pomarrosa (man-que pudimos. Cogí el sable de mi compañero, que era zana rosa, Jambosa vulgaris o Eugenia jambos) para su lo que más cerca tenía, y me dirigí al campo de batalla.

familia.17 Como nunca había probado esta fruta, supuse Al aproximarnos los primeros, la culebra huyó hacia un que su nombre se deriva del color rojizo del fruto. Pero arbusto que estaba cerca. Tras una prolongada búsqueda, eso no es así, sino que el nombre alude a su sabor que, después nos percatamos de que estaba en ese arbusto, por extraño que parezca, sabe exactamente a como huele camuflada entre el follaje.19 Al descubrirla, don Manuel la rosa musgo. Pero prefiero el aroma del musgo que el subió al arbusto y le dio un golpe fatal. Medía entre tres sabor de esa fruta.

y cuatro pies de largo, con el lomo verde y el vientre blanquecino. Minutos más tarde, estaba en una botella La Virgen era el asentamiento más cercano a Muelle, con alcohol.

salvo por la existencia de una sola choza en Rancho Quemado —cerca del actual pueblo de Chilamate—, Uno de los mayores problemas que uno debe soportar lugar que desapareció cuando se reorientó parcialmen-aquí cuando desciende de súbito de una región fría a una te el camino a Sarapiquí, a fines de 1853 (Hilje, 2019).

cálida, es la aparición de un sarpullido en las extremi-Actualmente el pueblo más cercano a Muelle es Puerto dades superiores e inferiores. A mi compañero y a mí Viejo, cabecera del cantón de Sarapiquí

nos dio picazón muy temprano en el viaje, y nos costaba mucho esfuerzo evitar rascarnos, aunque digan que ha-En general, hasta hoy no puedo otorgar a las frutas trocer eso provoque mayor inflamación. Pero… ¡maldita picales la atención que otros visitantes les dan. En mi sea, no rascarse cuando pica! Debo decir que a menudo opinión, nuestras frutas, como una buena pera, un Reine lo he hecho, con el mayor placer y sin consecuencias ad-de Claude [una ciruela], un buen melocotón o un Made-versas.

leine Blanche [una uva], superan por completo a las frutas de aquí. Las únicas que he probado aquí y que tienen El 19 de mayo fuimos al bosque de nuevo, temprano.

mejor sabor que las nuestras son las naranjas, las piñas Cortamos una Iriartea, género de palma del cual hay dos y los plátanos.

especies que, ya como grandes palmeras, pueden distin-guirse muy fácilmente por su aspecto externo. La gen-La docena de naranjas se puede comprar por dos “gil-te aquí conoce muy bien ambas especies y sabe cómo ders” en San José, pero hacia la costa no valen nada.18

describir sus diferencias a quien lo pregunte. A uno le En cuanto a la piña, dudo mucho que, aún con todo el llaman el dulce, y al otro el amargo, porque el primero cuidado que podamos darle, nunca lograremos el aroma tiene un corazón dulce, mientras que el otro es amargo que tiene aquí. En San José los frutos son caros, porque en todas sus partes. Para mí fue difícil, sobre todo al prin-se traen desde la costa, aunque son más baratos que en cipio, distinguir las plantas jóvenes de ambas especies Europa; por una hermosa piña de unas dos o tres libras, y a menudo las confundía, pero los lugareños nunca se uno paga alrededor de dos “gilders”, mientras que en la equivocan.

costa Pacífica de Guatemala o El Salvador, por el mismo precio se puede comprar una docena de frutas hermo-

Iriartea deltoidea (Figura 8A) es la única especie de sas y grandes. Por su parte, el plátano ocupa el pináculo este género en Costa Rica. La especie es muy común entre todas las frutas tropicales. Bien maduro y asado al a lo largo de la ruta que Wendland tomó, al igual que fuego, con cáscara o hervido, o en rodajas y asado, para la superficialmente similar Socratea exorrhiza (Figura mí es el mayor de todos los manjares; tiene un sabor ma-8B), que Wendland reconoció con claridad como una ravilloso, incluso si se come crudo.

segunda especie de Iriartea. La especie “dulce” es I.

deltoidea, mientras que la “amarga” es S. exorrhiza.

La súbita algarabía de gallinas y pollos en el patio llamó La planta que fue “cortada” en este día tendría que ser la atención de los moradores de los ranchos. La adver-

I. deltoidea.

17 Lo más probable es que fueran frutos de manzana de agua ( Syzygium malaccense), nativa de Malasia.

19 Según el experto Alejandro Solórzano, posiblemente se trataba de una lora falsa ( Leptophis spp.), de las que hay varias especies 18 El “gilder” o “gulden” equivalía a un centavo de oro.

en el país.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Figura 8. Iriartea deltoidea (A) y Socratea exorrhiza (B).

Fuentes: Scott Zona (A) y Daniel Garrigues, https://www.inaturalist.org/observations/85961372 (B).

La que cortamos hoy era delgada. Su tronco medía más crece en un lugar abierto, donde la silueta de la inflores-de cien pies de altura, pero tenía un diámetro de ape-cencia contrasta con el horizonte.

nas nueve a once pulgadas, y no podría ser considerado como una de las más altas. Sus raíces de apoyo salen del Apenas terminamos de talar los árboles, el cielo abrió tronco y pueden medir más de diez pies; son tan duras todas sus compuertas y no dejó de llover por casi todo que, al tratar de cortarlas con cuchillos muy filosos, éstos el día. Con un tiempo así, es realmente agradable rela-rebotan y les dejan tan solo una leve cicatriz. El tronco jarse en un sencillo rancho y rodeado por el bosque pri-también es muy duro en su circunferencia más externa, migenio, sobre todo cuando se ve que no se puede hacer donde los haces de los vasos conductores, parecidos al más en las labores de recolección. Por el contrario, todo hierro fundido, se encuentran juntos; sin embargo, en el comienza a podrirse y a volverse mohoso. Usted puede medio éstos son blandos y llenos de una sustancia espon-conseguir el papel seco, y es una suerte que aquí no haya josa. Una vez que el cuchillo penetra en la parte interna

“thalerscheine”, pues se pudrirían en los bolsillos.20

suave del tronco, éste se debilita mucho, y el peso de la Por la tarde también tuve una confrontación con unas cu-corona hace que la palma se desplome con facilidad.

carachas grandes, muy abundantes en el rancho. Habían Me sorprendió mucho el tamaño de las hojas, lo cual no encontrado un acogedor y cálido refugio entre las gran-había percibido así al inicio; solo la vaina de la hoja medes inflorescencias de las palmas que habíamos cortado día más de seis pies de longitud. Don Manuel, que había en los últimos días; todo estaba cundido de estos insec-ido conmigo a cortar la palma, despegó la parte inferior tos, que además de estropear muchas cosas con su gran de la vaina, y casi lo rodeaba por completo. Asimismo, voracidad, dejan una estela de un terrible olor. Aunque me dijo que, cuando ha tenido que pernoctar en el bos-no muerdan a la gente, no es nada agradable sentir sus que, se ha protegido así. La inflorescencia, que todavía largas patas correr sobre la cara cuando uno duerme; y si se mantiene compacta y permanece envuelta por las eres capaz de aplastar alguna de las más grandes, cuyo brácteas hasta completar su desarrollo, está arqueada y cuerpo no es más que una masa grasienta unida por un doblada hacia atrás, de modo que su punta toca el tronco.

poquito de pegamento —lo que rara vez sucede, porque Puesto que es bulbosa en medio, adquiere la apariencia son muy escurridizas—, el resultado es aún peor, ya que de un enorme cuerno, lo cual permite identificar de in-el olor del insecto aplastado es casi insoportable.

mediato a tan ya de por sí peculiar palma, sobre todo si 20 Se refiere a un endeble billete alemán.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Por la redacción, pareciera que fueran cucarachones, un sonido parecido al de un mazo sobre un yunque de de los cuales en el país hay dos especies inmensas, hierro. Imagínese que es como estar viviendo cerca de

Blaberus giganteus y Archimandrita marmorata. Sin una estación ferroviaria o de una gran fábrica de máqui-embargo, para alguien que, como Wendland, quizás nas.

estaba familiarizado nada más con la muy pequeña cucaracha alemana (Blatella germanica), una especie Así como la naturaleza ha creado aquí todo a mayor es-como la cucaracha común (Periplaneta australasiae) se cala y con el más grande esplendor, en su obra no ha ig-percibía como grande.

norado a las ranas, y en ellas con frecuencia ha realizado combinaciones de colores y formas para dar origen a un Por fortuna, todo el rancho es muy ventilado, pero aún lujo insólito, que bien podría servir como modelo para así está cundido de estos animales, sobre todo la cocina los diseñadores de patrones estampados en las fábricas o donde se guarde comida. No hay maleta o caja que sea de calicó. Estos batracios, algunos de los cuales son tan suficientemente hermética para evitarlos. Husmean por grandes como una jarra de cerveza, pueden saltar varias todas partes, es decir, les encanta el azúcar —de hecho, yardas.

todo lo dulce—, por lo que tales cosas deben mantenerse en frascos de vidrio bien tapados. Su penetrante olor En relación con la rana de vocalización tan aguda, impregna los platos, las ollas y las teteras cuando no se según el experto Gerardo Chaves, es casi seguro que utilizan por mucho tiempo, lo que a menudo hace perder se trataba de Smilisca manisorum. De las otras, a el apetito.

imprimir como diseños sobre telas a las que alude Wendland, hay varias especies con patrones de colores También, reconozco abiertamente que aquí como solo realmente espectaculares en las familias Dendrobatidae para vivir, y no vivo para comer, algo a lo que no invitan e Hylidae. Finalmente, en cuanto a especies muy los productos alimenticios locales, como las verduras y grandes, posiblemente se refiera a miembros de las la carne; me sucede con el repollo o el suero de la leche, familias Leptodactylidae y Ranidae, una de las cuales que realmente desprecio. Ni se diga de la carne cortada es la rana ternero o comepollos (Leptodactylus

en tiras finas y secada al sol, que casi ninguna dentadura

savagei), que puede medir unos 15 cm; asimismo, los firme logra masticar aunque esté cocida, las tortillas de viajeros por Sarapiquí solían asustarse por sus graves maíz, los frijoles negros, y todo eso día tras día. Pero…

vocalizaciones, algo tétricas.

¡tres hurras por los plátanos agridulces, o dulces agrios, como dice mi compañero!

Pero si las ranas son tan grandes, los grandes hongos o setas no se quedan atrás, al igual que todo tipo de hongos, A la noche siguiente pensé que tenía hormigas en mi ya sea que crezcan sobre el suelo o en los árboles, los cama. No obstante, al verlas de cerca, resultó que los tor-cuales se pueden encontrar aquí en abundancia asombro-turadores no eran hormigas, sino pulgas [ Pulex irritans].

sa y de tamaño maravilloso. Me hubiera gustado haber recogido algunos de estos hermosos organismos para las El 20 de mayo el tiempo no fue mejor que el día ante-colecciones preservadas en alcohol en nuestro museo, rior. Comenzó a llover temprano, por lo que apenas me pero como no tenía conmigo suficientes frascos de vi-dio tiempo, muy temprano por la mañana, de talar otra drio grandes, tuve que abstenerme de hacerlo y recolec-gran palma, la amarga Iriartea mencionada previamen-tar tan solo algunos más pequeños.

te. Aunque la temperatura durante el día no superó los 20-22°C ni bajó de 17°C por la noche, todo empezó a En general, ahora me he percatado por cuenta propia de ponerse mohoso debido a la humedad persistente, y hoy la gran dificultad que representa la recolección simultá-más que ayer.

nea de varios objetos del mundo natural; dejé a un lado la fauna casi por completo, pues la botánica por sí sola es No es de extrañar, por tanto, que este clima cálido ejerza más que suficiente para mantenerse ocupado.21

tanta influencia en el mundo animal. Todo lo que se llama rana croa, grita y gime incesantemente y, al hacerlo, Aunque partí con la intención de recolectar todo cuanto revela su presencia de manera inapelable. Una bestia, pudiera para nuestro museo, fue aquí donde por prime-que se refugió bajo un montón de madera cerca del rancho, y que quizás era un sapo, de vez en cuando emitía 21 Más adelante se alude a alguna fauna recolectada por Wendland.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) ra vez me enfrenté a las dificultades inherentes a este La Virgen es un asentamiento de apenas dos chozas, tipo de actividades. Cualquiera que haya estado en los pertenecientes a dos propietarios; es decir, ahí hay una trópicos y, en particular, en regiones como esta, puede choza menos y un propietario más que en San Miguel.

entender bien las miles de horas de trabajo que implica Desde el inicio, el camino desde San Miguel siempre la recolección, no importa cuál sea el grupo a estudiar.

fue cuesta arriba y después cuesta abajo, pero luego el Yo había oído y leído acerca de todo esto antes, pero es terreno se tornó plano (Figura 9). Como consecuencia diferente cuando realmente lo haces.

de las torrenciales lluvias, el camino estaba en muy mal estado, y las bestias a menudo corrían el riesgo de quedar El Día de la Ascensión, el 21 de mayo, empezó bella-atrapadas en el lodo.

mente.22 La mañana estaba despejada, e hice todo cuanto me fue posible. Sin embargo, inmediatamente después Poco antes de La Virgen, cuando salí del bosque hacia del mediodía la lluvia torrencial regresó, y por la noche un prado, en el costado opuesto al bosque pude observar hubo una tormenta bastante inesperada. Cada vez que una de las plantas más bellas que he visto, y en esplén-había rayería, los habitantes del rancho se congregaban dida floración. Tan pronto como recolecté suficiente ma-para orar, y así permanecieron hasta que lo peor de la tor-terial, caí en cuenta de que se trataba de Warszewiczia menta había pasado. Tanto se golpearon los hombres el pulcherrima (Figura 10A), descubierta por el infatigable pecho, que pude oír los golpes desde mi cuarto contiguo.

recolector von Warszewicz (Figura 10B), pero yo nunca la había observado en vivo, sino que tan solo había leído Los varones de la casa habían salido a cazar por la ma-su descripción. Antes de mi salida de Europa, este hom-ñana, y regresaron por la tarde con algunas presas, que bre, cuyo nombre no podía quedar inmortalizado en una consistían en un mono congo y un ave hokko que, por planta menos bella, me pidió por carta que buscara esta desgracia, no había quedado en condiciones de ser relle-magnífica planta cerca de San Miguel, donde él la ha-nado, una vez cortados sus pies y cabeza.23

bía encontrado. Sin embargo, pareciera que este dato es Por la noche, cuando las velas estaban encendidas y yo erróneo, pues en San Miguel busqué esta planta en vano, estaba bebiendo una taza de mocha [café], justo delante después de intentarlo en todas las posibles direcciones.

de mí cayó un escorpión, que apresaba a una cucaracha Ante tan magnífica planta, uno se detiene involuntaria-grande. Fue una lucha de vida o muerte, de la que disfru-mente, admirado. No sabe si atreverse a arrancar una in-té un rato, fascinado, y sobre todo cautivado por la habi-florescencia, una hoja o una rama, y así privar a la natu-lidad de la cucaracha para defenderse. Eso sí, tan pronto raleza de su más bello adorno. Pero tales pensamientos, como di por satisfecha mi curiosidad, el escorpión ingre-que afloran tan de repente, son rápidamente rechazados só a uno de mis frascos con alcohol.

y pronto usted se ve con un gran paquete de muestras en A la mañana del día siguiente, el 22 de mayo, después de sus manos, y se alegra del hurto. Esta planta es un digno un desayuno con carne de mono congo, que realmente émulo de la conocida Euphorbia pulcherrima, de cuyo no me gustó, partí de San Miguel hacia La Virgen, un esplendor puede dar fe cualquiera que la haya visto en asentamiento a menor altitud. Mi compañero no podía los trópicos. Espero poder llevar plantas vivas a Herren-ir conmigo debido a su pierna inflamada, pues todavía hausen, lo que sería muy deseable, ya que esta especie tenía incrustada la espina de palma, por lo que se dedicó no ha sido introducida en ningún jardín europeo.

a secar las muestras pendientes. Así que a las ocho de la Warszewiczia pulcherrima es un árbol de hasta 50 pies mañana partí con Jesús, el hijo de don Manuel. Llega-de altura, con hojas verde claro, de 1,5 pies de largo, mos a La Virgen, mi meta para hoy, cuando empezaba oblongas y opuestas. Al final de cada rama tiene una in-a llover.

florescencia de 1-3 pies de largo, cuyas flores amarillas están acompañadas por brácteas rojo brillante y de pe-cíolo largo. Lo que la hace más atractiva para nuestros invernaderos, es que florece al alcanzar apenas 8-12 pies 22 Esa fecha varía entre años; corresponde a 40 días después de la Resurrección de Jesucristo.

de altura.

23 Se refiere al mono aullador ( Alouatta palliatta), común en esa Denominada hoy Warszewiczia coccinea, es conocida zona, así como a una pava o pavón, que podría ser Penelope purpurascens, Chamaepetes unicolor o Crax rubra.

como pastora de montaña, por su parecido con la pas-93

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Figura 9. Vista de una parte del poblado de San Miguel, con las llanuras del noreste al fondo.

El cuerpo de agua en lontananza corresponde al mar Caribe. Fuente: Luko Hilje.

Figura 10. Flores de Warszewiczia pulcherrima (A), así como su descubridor Josef von Warszewicz (B).

Fuentes: Emmanuel Rojas (A) y Luko Hilje (B).

tora navideña (Euphorbia pulcherrima). Cabe acla-que después se informó que se cultivaban en Herrenhau-rar que pertenece a la familia Rubiaceae —la misma sen (Anónimo, 1857), aunque se desconoce lo ocurrido del café—, y no a Euphorbiaceae, como esta última.

a largo plazo.

Es curioso que no haya especímenes recolectados por Wendland, a pesar de lo que él anota en su diario. No En La Virgen nos instalamos para pasar la noche en un obstante, parece que sí transportó plantas vivas, de las rancho nuevo y muy limpio, en el cual me hubiera gus-94

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) tado quedarme varios días, pero si el dueño no hubiera donde hubo un puesto aduanero. Cuando llegamos, es-sacrificado un buey unos días antes, cuya carne había taban ocupados en desempacar sus maletas y cajas, para cortado en tiras finas y delgadas, que había colgado para secar y ordenar sus pertenencias, muchas de las cuales se que se secaran. Por tanto, el olor del ambiente era pesti-estropearon al caer en un arroyo cercano.

lente. Además, las fuertes lluvias y la humedad dificulta-ban el rápido secado de la carne.

Del puerto fluvial de Muelle, cuya ubicación exacta se mencionó en páginas previas, no queda vestigio alguno.

La mañana del 23 de mayo me despertó con lluvia, y En la parte superior y plana de la ladera donde estuvo hasta sentí deseos de quedarme en La Virgen para dor-el atracadero, se localiza hoy la escuela de la localidad.

mir. Sin embargo, puesto que el tiempo mejoró cerca de las nueve de la mañana, decidí viajar hasta otro asenta-El 24 de mayo, un domingo, fue espléndido y claro, lo miento, llamado Pedregal.

que me indujo a penetrar en el bosque, de donde regresé ricamente cargado. En todas partes hallé la hermosa pal-El camino era pésimo, el aguacero empezó de nuevo y ma Trithrinax aculeata, pero carecía de flores y frutos, las muchas ramas que se entrecruzaban sobre el sendero lamentablemente.

se confabulaban para mojarnos aún más. Además, para no lastimarse un pie o una pierna, uno tenía que avanzar Dicha especie corresponde a Cryosophila warscewiczii

con mucho cuidado y prestar mucha atención a los tron-

(Figura 11), que es la única especie en este género en cos de árboles delgados —casi siempre de pie y medio o la región de Sarapiquí, por lo que fue la única hallada dos pies de alto—, entre los cuales el camino zigzaguea por Wendland. Sin embargo, no se conocen especímenes de manera constante hacia el bosque virgen más espeso.

sobrevivientes entre los recolectados por él.

No obstante, uno a menudo se olvida de eso, y termina Al mediodía, el dueño me invitó a dar un paseo con él y maltratado, por negligente.

su compatriota, a través de la parte despejada de la ha-Después de cabalgar por cinco horas, llegué a Pedregal, cienda, lo cual acepté con mucho gusto; llevaba conmi-que es la hacienda de un estadounidense, quien me reci-go a mi infaltable compañero, el vasculum. Me atrajo bió amablemente. Su hermano, que me había dado una una planta que estaba en el lindero del bosque, y después carta de recomendación, es un respetable médico resi-otra más dentro del bosque, hacia donde mis compañe-dente en San José. El día anterior había arribado desde ros me siguieron con entusiasmo.

San Juan del Norte, por el río Sarapiquí, pues andaba Un perro que había sido llevado por ellos detectó la pre-recogiendo a un compatriota y a su esposa, que también sencia de una zorra, a la que persiguió, pero se le esca-pretendían instalarse en su hacienda.

pó.24 Observé que, al perseguirla, el perro efectuó una Aunque ya no existe como topónimo, este nombre vuelta en círculo, de la cual mis compañeros no se per-correspondía al de una hacienda de cacao muy cercana cataron. A partir de ese momento me di cuenta de que el a Muelle, frente a la cual había enormes rocas que dueño de la hacienda estaba dubitativo acerca de cómo impedían la navegación río arriba por el río Sarapiquí salir del bosque. Le dije que había que tomar hacia la de-

(Hilje, 2013a). Dicha hacienda pertenecía a William recha, pero insistió en que no era así. “No señor, conozco Hogan, cuyo hermano James (Santiago) Hogan en muy bien mi terreno. Debemos ir hacia la izquierda”, fue ese momento era el director del Hospital San Juan su respuesta, y un “Sí, creo lo mismo” de su compatriota, de Dios, el principal hospital del país. A pesar de fortaleció su posición. ¡Un alemán no puede discutir con ser estadounidense, se desempeñó como médico en dos yanquis! Pero, pensé que también yo podría estar Puntarenas y Liberia durante la guerra contra Walker.

equivocado, y acepté seguirlos.

En junio de 1857 James se casaría con Catalina Guardia Seguimos y seguimos, pero no salíamos. Pronto llega-Bonilla, con quien procreó tres hijas.

mos a un sendero, pero desapareció en el bosque. En vez Debido a las fuertes lluvias y al consecuente aumento de regresar donde estábamos, tomamos hacia otra parte.

del caudal de los ríos, habían demorado nueve días para Conforme el tiempo transcurría, subíamos, bajábamos y llegar de la costa a Muelle; éste es un asentamiento un poco más al este, que está a apenas hora y media de aquí, 24 Se trata de la muy bella y veloz zorra gris ( Urocyon cinereoargenteus).

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Figura 11. Cryosophila warscewiczii. Fuente: John L. Dowe.

cruzábamos arroyos y matorrales, hasta que finalmente Mientras hubiera espacio en el vasculum, yo podía se-nadie sabía dónde estábamos. El cielo estaba encapota-guir recolectando, pero hubo un momento en que debí do con densas nubes, por lo que era imposible guiarnos parar. Ya eran las cinco de la tarde cuando llegamos a un por el sol, y como había dejado la brújula en la casa, no pequeño arroyo, donde tomamos un descanso de cinco sabíamos dónde estaban el sur ni el norte. Una vez más, minutos, pues todos estábamos exhaustos. Fue entonces el dueño afirmó que conocía el terreno, pero tomó otra que afloró la interrogante de si pasar la noche en media dirección. Después de un recorrido de hora y media, ter-selva, sin comida, sin abrigo y sin fuego, aunque también minamos en el mismo lugar que antes.

hacia dónde nos enrumbaríamos a la mañana siguiente.

Gritamos tan fuerte como pudimos, pero no hubo res-El propietario sugirió seguir el curso del arroyo, pues puesta. Como ya eran las tres de la tarde y empezaba a posiblemente desaguaba en el río Sarapiquí, y así nos llover, en silencio nos volvimos a ver, y uno de ellos pre-sería más sencillo localizar Muelle (Figura 12A-B). Lo guntó al otro: “¿Adónde vamos ahora?”. Una vez más hicimos antes de que terminara de sugerirlo.

tomamos una nueva dirección, pero esta vez apresuran-do el paso, pues la lluvia comenzó a arreciar. Uno trope-Seguimos el arroyo por todos sus vericuetos, que in-zó, después lo hizo el otro, luego otro terminó sentado en cluían ora áreas anegadas, ora el arroyo en sí, ora unas el fango, y después el otro. En realidad, tan desagradable macollas de bambú, ora árboles caídos. Uno de nosotros situación nos sacó más sudor que la de ya de por sí exte-iba adelante, abriendo camino con el machete. Nadie de-nuante travesía por la montaña.

cía palabra.

Comenzó a oscurecer, y eso nos hizo apresurarnos aún más. Pero necesitábamos siquiera breves descansos, 96

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Figura 12. El sector de Pedregal (A) y el punto exacto donde estuvo Muelle (B).

En B, al fondo se observa la escuela de la localidad. Fuente: Luko Hilje pues estábamos maltrechos por el hambre, el esfuerzo y ciente a la familia de la cebolla— florecía cerca del ria-las congojas. Ahora sí que todos tuvimos la oportunidad chuelo. Tuve que estrujar un poco las plantas en el vas-de visualizar los horrores y desagradables consecuencias culum, no sin dificultad. Recogí la última para un amigo de pernoctar en el bosque. No tendríamos fuego, pues en Hannover, a quien me hubiera encantado tener como los fósforos se habían empapado en nuestros bolsillos, compañero de viaje, pero tuve que desecharla, pues al además de que ningún tronco encendería, debido a la vasculum ya no le cabía una planta más.

humedad.

De las plantas recién citadas, Trichomanes elegans

Durante este descanso vi uno de los helechos más bellos es común en toda la región, mientras que la otra es con que me he topado: a mis pies yacía un Trichomanes

Crinum erubescens (Figura 13), que es nativa de la de hojas brillantes y de una tonalidad verde esmeralda.

región de Sarapiquí y con frecuencia crece a lo largo Además, una hermosa amarilidácea blanca —pertene-97

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Figura 13. Crinum erubescens. Fuente: Emmanuel Rojas.

de los arroyos. En ninguno de los dos casos se conocen siguiente, el 25 de mayo, pero las cabalgaduras se habían especímenes recolectados por Wendland.

fugado temprano por la mañana y hubo que buscarlas y capturarlas. Además, me sentí obligado a quedarme.

Una vez que todos nos recuperamos un poco, volvimos Quería volver, para recoger la hermosa amarilidácea, a avanzar, y cuando empezaba a oscurecer en serio, aunque la traumática experiencia de la víspera estaba tuvimos la fortuna de hallar el camino a Muelle, ante demasiado fresca en mi mente, como para volver. Por lo cual hubo fuertes exclamaciones de alegría. Desde tanto, decidí hacer un recorrido directamente al río Sara-aquí tendríamos que caminar una media hora hacia la piquí, donde encontré algunas cosas bonitas.

hacienda, desde donde habían percutido disparos de advertencia, pues los que permanecieron ahí ignoraban Durante la tarde no llovió, al igual que ocurrió por la si nos había sucedido algo.

mañana, lo que me permitió incursionar de nuevo en el bosque. Al regresar a la hacienda me encontré con restos A las siete de la noche llegamos a la hacienda, muertos del poderoso ejército de Walker, que de manera volunta-del cansancio. Devoramos el almuerzo, que había estado ria habían empezado a marchar desde San José hasta San listo desde las tres de la tarde, y pronto nos fuimos a des-Juan del Norte. Entre ellos había un alemán de Baden, cansar, pues todos estábamos exhaustos. Sin embargo, que había abandonado su patria en 1849, pero anhelaba difícilmente olvidaré esa tarde. Me enseñó que es nece-regresar, además de que se arrepentía de haberse involu-sario tener precaución en excursiones similares, y que crado en los levantamientos de la época.25

incidentes como esos por lo general ocurren cuando uno está menos preparado para ellos.

Puesto que ya había alcanzado mi objetivo con la excur-25 Se refiere a la Revolución de 1848 en Alemania, a la que se aludió en el primer artículo de esta serie. En el ejército filibustero sión a Pedregal, deseaba regresar a San Miguel al día hubo individuos de 34 países, entre ellos 27 alemanes (Jiménez, 2018).

98

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) El 26 de mayo salí de la hacienda a las ocho de la maña-resignarse y esperar a que cesara. A cada momento se na, y llegué a La Virgen alrededor de la una de la tarde.

escuchaba el estruendo provocado por los árboles que Hasta entonces el camino, que me había parecido tan se desplomaban. Les presté más atención a eso que al horrible tan solo unos días antes, ascendía por unos lo-propio camino.

meríos bañados por un sol glorioso. Recogí aquí y allá, ora plantas para el herbario, ora semillas, y estaba feliz Escuchamos dos disparos de rifle, percutidos desde el de sumergirme en las maravillas de la naturaleza. Mi in-rancho del vecino de don Manuel. Las mulas de súbito se tención era quedarme en La Virgen. Pero como el clima desviaron hacia el rancho, y como yo no había prestado era tan espléndido, traté de convencer a Jesús para que la debida atención a la forma en que pensé que era la co-regresáramos a San Miguel el mismo día. Al principio rrecta, pronto me di cuenta de mi error. Sin embargo, me no tenía ganas de hacerlo, pues decía que hoy todavía desmonté en el rancho, para refugiarme de la tormenta.

podía llover, de lo cual yo dudaba por completo, pero al Apenas si había llegado allí, y jalado a la mula debajo del final aceptó mi propuesta. Comimos algo rápidamente, y techo, cuando el huracán estalló con toda su fuerza y en partimos pronto.

un instante destechó la mitad del rancho, que se movía de un lado a otro. Encontré a los habitantes orando. Pero En el primer tramo por cabalgar, a menudo aparecían cuando el techo cimbró, como si hubiera explotado, uno plantas ásperas, especialmente bambú, por lo que había de ellos cogió un santo, el otro a otro santo, y el amo de que cuidarse mucho de no lastimarse al abrir camino. Me la casa descolgó la cruz de la pared y la sostuvo en la ocurrió un incidente que pudo haber sido fatal para mí.

dirección de la que venía la tormenta.

Bajé por el costado del camino cercano a la vegetación, Lo peor parecía haber terminado, y yo estaba totalmente pues estaba algo más seco allí, y me aproximé a un lugar empapado. Como parecía más peligroso estar dentro del algo más despejado, pero pantanoso. Había una rama de rancho que en el exterior, monté en la mula para diri-bambú que estorbaba, por lo que la sujeté y la hice a un girme hacia mi rancho. Con rapidez cabalgué a través lado. En el momento en que hice el movimiento sentí de una sección del bosque y atravesé un arroyo ya muy frío en mi muñeca, y la sospecha de “una serpiente” de henchido, antes de llegar finalmente al refugio, pero la inmediato se me cruzó por la mente, sobre todo porque lluvia continuaba golpeando con tal fuerza, que sospe-había oído caer algo a mi lado. Y así fue. La serpiente ché que llovían granizos, lo cual no era cierto. Casi que debe haber estado enroscada cerca de la punta de la rama cada medio minuto había rayos a mi derecha, luego a mi que sobresalía, esperando alguna presa, pero cayó al sue-izquierda, seguidos por truenos muy fuertes, que real-lo, aturdida por el fuerte golpe que le propicié, de manera mente me aturdían.

involuntaria. Jesús la había visto caer, y se acercó para rematarla, después de lo cual la metimos en un saco, para Mi mula no quería avanzar y continuamente trataba de después depositarla en un frasco con alcohol.26

virar y devolverse al rancho del cual recién habíamos partido. Solo con un inmenso esfuerzo era posible que Habíamos recorrido la mitad del camino hacia San Mi-avanzara, hasta que de repente vio nuestro rancho y se guel, cuando el cielo empezó a cubrirse de nubes y se apresuró. Puesto que Jesús había llegado con la bestia de escucharon truenos, lo cual nos apresuró.

carga poco antes, ya que él se me adelantó mientras yo me dirigí a la choza donde encontré refugio, estaba muy La tormenta se acercaba, los truenos resonaban con gran preocupado por mí, por lo que don Manuel y su esposa potencia, y el cielo se tornaba cada vez más amenazante.

me recibieron con gran amabilidad. Estaba mojado, em-Cuando estábamos a media hora de San Miguel, vi que papado, al punto de que, si acaso, unas pocas hebras de la lluvia estaba a punto de comenzar, espoleé mi mula mi ropa interior se libraron del agua. Nunca me he mo-para alcanzar mi meta lo más rápido posible, a pesar jado tanto, pero es que nunca me había enfrentado a algo del mal camino. Empezó a llover un poquito, pero muy así. Una frotada completa de todo el cuerpo con alcohol, pronto se desató un gran chaparrón, junto con una terri-complementada con una buena taza de café con coñac, ble tormenta. No había cómo protegerse, sino tan solo posiblemente evitaron que me resfriara.

26 Aunque se podría pensar en una serpiente arborícola, como la Dediqué la mañana del 27 de mayo a lavar y secar mis bocaracá ( Bothriechis schlegelii), el experto Alejandro Solórzano indica que, con tan poca información, no es posible aseverar eso.

pertenencias, además de que debía prensar las plantas y 99

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) ordenar las semillas recolectadas. En un paquete de plan-

Loxia, Ramphastos, Pteroglossus, etc.” (Anónimo, tas secas que no había manipulado por varios días, pero 1858a). De estas aves, las primeras son los caciques las cuales había expuesto al sol todos los días para que ( Icterus spp.); los Tanagra pertenecen a la familia se secaran, me sorprendió encontrar una gran colonia de Thraupidae, uno de cuyos miembros es la muy común hormigas, que incluía un montículo de tierra y gran can-viuda (Thraupis episcopus); los Trogon son parientes tidad de huevos.27

del quetzal, llamado Trogon resplendens en aquella época; al género Turdus pertenece el yigüirro (Turdus

Al mediodía dos señores, una mujer y dos niños llegaron

grayi); y los géneros Ramphastus y Pteroglossus

aquí, con rumbo a San Juan del Norte. Habían venido al corresponden a tucanes. Finalmente, los géneros país hace tres años y ahora querían mudarse a los Esta-

Picus (carpinteros), Muscicapa (insectívoros) y Loxia

dos Unidos, para ganarse la vida allí. Manifestaron que (fringílidos), no están representados en Costa Rica, por era muy poco lo que se podía ganar en Costa Rica, pues lo que su identificación fue errónea.

todo era demasiado caro, además de que nunca pudie-ron acostumbrarse a una dieta basada solo en tortillas y Además, Wendland llevó otros animales vertebrados frijoles.

y algunos insectos. Al respecto, se sabe que acarreó especímenes de la ardilla Sciurus aestuans (hoy Al respecto, Wagner y Scherzer (1974) expresaban que,

Sciurus granatensis), el cráneo de una nutria

“no hay ningún extranjero que no prefiera el pan de tri-

(Lontra longicaudis), varios reptiles y un tiburón go de su patria a las tortillas insustanciales de la Nueva juvenil (Anónimo, 1858). Al menos una parte de las España”. Asimismo, por la fecha consignada, es posible colecciones zoológicas de Wendland, incluidas las aves que fueran de los alemanes llegados a la fallida colonia disecadas y montadas, se encuentran actualmente en en Angostura, Turrialba. Dicho asentamiento era parte el Niedersächsisches Landesmuseum, Hannover (C.

de un plan entre el gobierno de Juan Rafael Mora Po-Schilling & K. Schuster, comunicación personal).

rras que, por medio de la Sociedad Itineraria del Norte, en 1852 suscribió un contrato con la Sociedad Berlinesa En los dos días siguientes llovió muy fuerte, por lo que de Colonización para Centro América, cuyos princi-no pudimos efectuar herborizaciones. Y, como mis per-pales funcionarios eran los ingenieros Alexander von tenencias estaban aceptablemente secas, y la pierna de Bülow y Francisco Kurtze, así como el abogado Fer-Jäger había mejorado mucho, decidimos partir.

nando Streber (Hilje, 2020).

Avanzada la tarde del segundo día, todo estaba empaca-Ya avanzada la tarde, le disparé a una gran guacamaya do para irnos al día siguiente. No debo omitir mencionar verde que estaba cerca del rancho. Lo había seguido anque para de ese día, teníamos la carne de una zarigüeya, tes, pero sin éxito. Estas aves se ven magníficas a cie-al igual que una sopa de caldo de la guacamaya cazada lo abierto, vuelan siempre en parejas, gritan sin cesar y el día anterior; ambos sabían excelente.

siempre se posan juntas en los árboles más altos. Esta vez se posaron más bajo, por lo que el tiro resultó fácil, Aunque mi intención era salir muy temprano el 30 de a pesar de que la altura desde la que disparé bien podría mayo, no lo hicimos sino hasta las ocho de la mañana, ser de más de cien pies. Tengo la intención de llevar su pues aquí la gente nunca es puntual. Sin embargo, al fin piel a Hannover.

pudimos completar los preparativos para la salida. La familia con la que había convivido durante tan prolonga-En efecto, Wendland llevó la piel de una guacamaya da estadía se despidió afectuosamente, y partimos hacia o lapa verde, llamada Psittacus signatus en aquella San José, un poco sucios pero felices.

época, y hoy Ara ambigua. Además, aunque se ignora si fueron recolectadas en Sarapiquí, él acarreó Pronto completamos la travesía hacia la ya mencionada consigo “60 ejemplares de aves, entre ellos un halcón Cuesta del Congo, y ahora el principal desafío era hacer particularmente bello, así como hermosos Cassicus, el ascenso sin incidentes.

Tanagra, Muscicapa, Trogon, Psittacus, Picus, Turdus, Hicimos una parada breve para permitir a las bestias descansar un poco. Después de revisar que la alforja y los 27 De los animales citados, el primero es la hormiga brava ( Solenopsis geminata), y la zarigüeya es el zorro pelón ( Didelphis marsupialis).

100

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) aperos estuvieran en orden y bien sujetados, decidimos solo de vez en cuando por el zumbido o los gritos de este emprender la subida.

o aquel animal a lo lejos! Los poco animados cantantes se pueden escuchar en los arbustos y el bosque, entre la Al principio todo parecía bien, conforme avanzábamos infinita monotonía permanente de la selva y la natura-hacia la cumbre, pero las bestias tenían que hacer un gran leza.

esfuerzo, no solo por lo abrupto de la pendiente, sino que también porque el arcilloso suelo se había ablandado con Casi nunca, o al menos de manera apenas imperceptible, las recientes lluvias. Con el fin de aliviar un poco a mi hay un cambio en la vegetación, a pesar de la inmensa cabalgadura, me desmonté, y mientras escalaba a su diversidad existente. Pero siempre el mismo follaje en lado tuve la fortuna de hallar algunas orquídeas terres-el bosque, los mismos tonos del paisaje, la misma mo-tres muy lindas.28 El camino de descenso, al otro lado, notonía por todas partes, las mismas personas con caras era un poco mejor.

aburridas, y los mismos burros. ¡Qué diferente es una mañana de Pentecostés en Alemania! ¡Qué vida y bulli-Según la gente, un pequeño arroyo que cruzamos aquí, cio en la ciudad, el bosque y el campo! ¡Cuán felices son contiene oro, por lo que mis dos muleros recogieron un las personas, y cuán feliz es la naturaleza!

puñado de arena del fondo, para lavarlo después. Aunque encontraron algo que parecía oro, en realidad no lo

¡Qué canción, qué gorjeo, qué solaz, entre los habitan-era.

tes emplumados del bosque! ¡Qué maravillosamente verde es el bosque, qué refrescante y vigorizante es el Disfrutamos de buen tiempo durante la primera mitad aire! Pero, a pesar de la grandeza y el esplendor del bos-del camino. No obstante, comenzó a llover de nuevo, de que tropical, difícilmente lo preferiría a la simplicidad modo que el camino, que atravesaba un terreno anegado, y frescura de un bosque de hayas [ Fagus spp.] o robles ya no era visible, por lo que a veces daba la sensación de

[ Quercus spp.].

que las bestias nadaban en el barro. En tales circunstan-cias, los muleros dieron un uso práctico a las hojas de un El alemán puede estar feliz por tener un invierno, un in-Colocasia, al utilizarlas como capas para cubrir la mayor vierno muy frío y sombrío, con nieve de hasta un pie de parte de su cuerpo.

espesor; para la primavera subsiguiente, se topa con una gloriosa mañana de Pentecostés, una naturaleza recién Se trata de la pata u hoja de pata (Xanthosoma

nacida, una felicidad divina. Pronto dejé esas evocacio-

robustum o X. undipes), cuyas inmensas hojas son nes, salté de mi hamaca y miré hacia el bosque. Tomé usadas por los campesinos como paraguas efímeros, así un café rápidamente, empaqué mi burro y apuré a los como para techar ranchos improvisados en la montaña.

muleros, pues hoy debemos recorrer un buen trayecto.

Cerca del mediodía llegamos al único rancho que había A las siete de la mañana todo estaba listo. Partimos, y en Cariblanco, donde nos pusimos lo más cómodos que avanzamos bastante rápido. Vimos espléndidas plantas podíamos. Por la tarde, cuando la lluvia había mermado y magníficas flores, y de vez en cuando un jilguero —un un poco, fui a dar un paseo por los alrededores, donde cantante pequeño pero imperceptible, a quien Wagner cacé tres de las aves más lindas que he visto en mi vida.

elogia mucho en su diario de viaje por Costa Rica—

El 31 de mayo, correspondiente a la fiesta de Pentecos-emitió su canto, puro, pero desagradablemente agudo.

tés, tuvo un aspecto muy sombrío, y no había nada, ni A diferencia de Wendland, varios científicos y viajeros en la naturaleza ni en los alrededores de la casa, que pu-aludieron al excelso canto del jilguero (Myadestes

diera imprimir en mi corazón un estado de ánimo propio

melanops), un ave muy difícil de ver en el bosque.

de Pentecostés. Ninguna hermosa música de cornos, ni Por ejemplo, Hoffmann (2006) acotaba que “puede el tañido de las campanas me despertarían de mi sueño, igualar por completo al ruiseñor nuestro [Luscinia

donde el quiquiriquí de los gallos reemplazaría al prime-

megarhynchos] en cuanto a la dulzura y delicadeza en ro y el rugido de los monos aulladores al segundo. ¡Qué la modulación de su voz”. Por su parte, von Frantzius diferencia hay entre una mañana de Pentecostés aquí y (1882) acotaba que “sus mágicas notas, como de flauta, en Alemania! ¡Qué silencio casi absoluto, interrumpido son conocidas de todos los que han penetrado en las regiones de las altas montañas en la selva primitiva”.

28 Malaxis simillima y M. wercklei fueron recolectadas en esos días.

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Y, en efecto, Moritz Wagner iría más lejos en sus juicios, las patas, lo que será insuficiente para que un taxónomo al expresar que “parece haber tomado prestados las pueda identificar.

sus sonidos más dulces a la lira y a la flauta. Ningún otro pájaro de los que yo he oído tiene un canto tan Una sensación de comodidad se apodera de uno tan melódico y puramente musical como el jilguero. ¿Qué pronto como se alcanzan las mayores alturas de la cor-son en comparación de estas bellísimas modulaciones, dillera, y el ojo se solaza al contemplar la acogedora los trinos de los ruiseñores en los háyales [bosques de meseta [Valle Central] de Costa Rica, alfombrada con hayas] de Holstein y Jutlandia? Ni el bulbul árabe, ni cañaverales y adornada con el verdor de vegetación.

el tordo burlón de la Louisiana, pueden rivalizar con Al llegar a este punto del Paso de El Desengaño, los via-las amables y originales melodías de este cantor de los jeros quedaban extasiados con el paisaje que se abría Andes” (Wagner y Scherzer, 1974).

ante sus ojos. Por ejemplo, Wagner y Scherzer (1974) A las diez de la mañana ya habíamos desayunado en el señalaban que “el aspecto de este inmenso panorama, río La Paz, y lo que habíamos recolectado hasta entonces embellecido por una espléndida iluminación del cielo, estaba debidamente prensado. Poco antes de las once re-era magnífico, más allá de toda descripción”. Asimis-anudamos la marcha, pero pronto empezó a llover y no mo, en 1858 el francés Félix Belly, acotaría que “me cesó hasta que estuvimos totalmente empapados, cerca quedé realmente deslumbrado. Un espacio limpio en la de las tres de la tarde, poco antes de arribar a las alturas selva me permitía abarcar, de una sola mirada, toda una de El Desengaño.

región nueva, bañada de luz, rodeada de altas montañas, con pendientes muy suaves que descendían hacia el A esa elevación, y puesto que la región más cálida ha-occidente hasta dejar ver más allá un ancho espacio cu-bía quedado atrás, la humedad y el frío comenzaron a bierto de agua. Esta nueva región era toda la parte po-afectarnos. Aterido, mis dedos estaban rígidos y no po-blada y activa de Costa Rica” (Belly, 1999). Y, desde las día moverlos, mientras que ni siquiera sentía mi cuer-estribaciones del volcán Poás, no muy lejos de ahí, von po. Tuve que recurrir a mi remedio radical, la botella de Frantzius (1979) expresaba que “igual que sobre una coñac, la última que me quedaba. Vertí un poco en cada alfombra verde, se extienden los poblados de San José, bota, y humedecí el pañuelo colocado alrededor del cue-Heredia, Escazú, Alajuela, Santa Ana, Pacaca [Ciudad llo, para que el líquido goteara por la espalda. Esta es una Colón] y Atenas a nuestros pies, y se puede ver con toda manera muy simple y excelente de prevenir un resfrío en claridad el verde oscuro de las plantaciones de café, los recorridos como éste, cuando la ropa está tan mojada.

claros potreros con sus cercados y el luminoso verde de los cañaverales”.

Una miríada de distintas especies de colibríes, que parecían estar jugando entre sí, zumbaban alrededor, buscan-A las cinco de la tarde llegamos al nuestro destino de do néctar en las muchas flores de Siphocampylus que las hoy, un pequeño rancho en el que había tan solo un niño había por doquier a lo largo del camino. Las pequeñas de nueve años con dos perros, mientras sus padres visi-aves se veían preciosas al aire libre, y las observé por un taban la vecina ciudad de Alajuela. Después de consumir rato con gran atención, pues pueden ser muy divertidas.

algo de comida y una taza de café caliente, organicé las Su vuelo es sumamente veloz, se mueven de arbusto en muestras vegetales que había recolectado, fumé mi últi-arbusto, de flor en flor, se ciernen sobre éstas para extraer mo cigarro y me fui a reposar en mi hamaca.

el néctar, y rara vez descansan. Es solo en los momentos en que están cernidas frente a una flor, que es posible Partimos hacia San José el 1° de junio. Lo hicimos tem-acertar al dispararles.

prano, pues deseaba llegar ese mismo día, y ojalá antes de que lloviera.

Después de entregarle mi cabalgadura al mulero, disparé a varios de ellos y caminé hasta el borde del bosque. Es-Durante las primeras horas de cabalgar entre la monta-taba muy contento de recoger algunos colibríes, ya que ña, todavía quedaban herborizaciones por hacer, lo que a todavía se les podía embalsamar. A tan pequeñas aves veces nos hizo entrar en dudas de si podríamos llegar ese hay que dispararles desde una gran distancia y con muy día. Sin embargo, después todo transcurrió con bastante poco tiro, incluso a riesgo de fallar una y otra vez, pues celeridad. Pasé con rapidez por Barva, y al mediodía es-si lo haces desde muy cerca solo encontrarás la cabeza o 102

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) taba en Heredia, pero los truenos ya habían anunciado la CONSIDERACIONES FINALES

cercanía de la lluvia.

A mediados del siglo XIX, Costa Rica no contaba con un La inminente tormenta nos hizo acelerar nuestro paso.

puerto en la costa del Caribe. Por tanto, la única manera Las bestias tuvieron que correr tan rápido como les fuera de exportar su café e importar mercaderías desde Euro-posible, y felizmente llegué a San José a la una de la pa era por Puntarenas, en el litoral Pacífico, pero la ruta tarde, justo en el momento en que la tormenta se conver-era sumamente extensa y peligrosa, pues los barcos de-tía en un tremendo aguacero, que me empapó antes de bían descender por Suramérica hasta el Cabo de Hornos poder llegar a mi albergue.

(León, 1997). Por ejemplo, de Alemania a Puntarenas normalmente se demoraba unos 150 días, mientras que Mi cuarto, que no había sido limpiado durante casi cua-

—de contarse con un puerto en el Caribe—, la trave-tro semanas, estaba mohoso, en el estricto sentido de la sía podría reducirse a unos 40 días (Wagner y Scherzer, palabra. Todo, incluyendo las paredes y los otros objetos 1974).

que había en la habitación, estaban cubiertos con una gruesa capa de moho.

Por tanto, fue la necesidad de contar con una carretera y un puerto en dicho litoral, lo que propició el ya cita-En medio de un grupo de queridos conocidos y compa-do proyecto con la Sociedad Berlinesa de Colonización triotas, disfruté de la comodidad de estar de nuevo entre para Centro América, para establecer una colonia alema-personas educadas, conversé con ellos sobre las expe-na en un punto intermedio, en Turrialba. Para fortuna de riencias que había vivido, así como de mis hallazgos Costa Rica, a los colonos reclutados se sumaron otras científicos, y evoqué con ellos la madre patria alemana.

personas que no tenían relación con esta iniciativa, y que Que yo estaba de vuelta en el reino de la civilización se contribuirían de manera sustancial en el desarrollo de las volvió evidente y molestamente claro cuando, al irme a ciencias naturales en el país, como los ya citados Karl descansar en mi lecho, escuché los gritos del vigía noc-Hoffmann y Alexander von Frantzius, al igual que el turno, que soltó su “¡Viva Costa Rica!”, etc., con una voz maestro-jardinero Julián Carmiol (Hilje, 2013b).

terrible. Y así lo hacía cada hora, por todas partes de la El bergantín que los transportaba, el Antoinette, llegó a ciudad. Al igual que a mí, creo que al perro de mi vecino San Juan del Norte, por lo que ellos recorrieron la región alemán no parecía gustarle ese ruido, pues cada vez que de Sarapiquí por más de dos semanas. Sin embargo, las lo oía, soltaba un terrible aullido. Aunque es difícil de-incontables vicisitudes que debieron enfrentar en esos cir si eran menos agradables los aullidos del perro o los agrestes y peligrosos parajes, de lo cual dejaron testimo-gritos del vigía nocturno, creo que el premio lo gana el nio otros viajeros que venían con ellos, como Francisco

“¡Viva Costa Rica!” del segundo.

Rohrmoser von Chamier y Carlos Johanning —com-

En efecto, los vigías nocturnos o “serenos” recorrían pendiados en Hilje (2013b)—, les impidieron hacer ano-el casco capitalino. Según la vívida descripción del ale-taciones de carácter biológico. En años subsiguientes, mán Francisco (Chico) Rohrmoser von Chamier (Hilje, debido a sus ocupaciones como médicos, así como a 2010), “en larga capa de jerga negra, durmiendo cada problemas de salud, ni Hoffmann ni von Frantzius em-uno en algún umbral de puerta”, cada uno portaba una prendieron exploraciones en esa región (Hilje, 2013b).

carabina corta en sus manos, con fines defensivos. No Ahora bien, como la ruta de Sarapiquí era la más ex-obstante, también tenían el deber de dar la hora de ma-pedita para comunicarse con Europa, por ella transita-nera periódica. Así, por ejemplo, al atardecer empeza-ron numerosos viajeros a lo largo del tiempo, algunos ban gritando con destemplada voz “¡Viva Costa Rica!

de los cuales escribieron valiosos testimonios. En orden

¡Las seis han dado! ¡La noche es clara!”. Y, ya al ama-cronológico, ellos fueron el médico y químico alemán necer, culminaban con un “¡Ave María Purísimaaa!

Moritz Wagner, acompañado por el tipógrafo austría-

¡Las cinco han dadooo!”.

co Carl Scherzer, en 1853 (Wagner y Scherzer, 1974); el empresario alemán Wilhelm Marr, también en 1853

(Marr, 1999); el periodista y diplomático francés Félix Belly, también en 1858 (Belly, 1999); y el escritor inglés Anthony Trollope, en 1859 (Trollope, 1999). Sus rela-103

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) tos han sido compilados por Aguilar (1999). Además, en Todo esto permite concluir que, a mediados del siglo 1869-1870, cerca de la boca del río Sarapiquí residió por XIX, la región de Sarapiquí permanecía inexplorada unos seis meses el aventurero suizo Léonce Pictet, quien desde el punto de vista biológico en general, y botánico escribió sus vivencias en dicho sitio (Hilje y Fournier, en particular. Esto podría explicarse porque los natura-2017).

listas se sentían disuadidos por su lejanía con respecto a los centros urbanos del Valle Central, sus constantes De todos estos viajeros, ninguno era biólogo ni natura-e implacables aguaceros, sus escarpados, resbaladizos lista, por lo que en sus relatos no hay descripciones realy fangosos terrenos, así como la ausencia de albergues mente científicas de la flora y la fauna observadas. Qui-adecuados no solo para pernoctar, sino que también para zás el que más lo intentó fue Wagner, pues a veces cita preparar y proteger las muestras recolectadas.

a algunas plantas y animales por su nombre científico, pero no siempre de manera correcta ni exacta. Sin em-Por tanto, la presencia de Wendland ahí, durante tres se-bargo, dotado de una gran capacidad de observación y manas de trabajo incesante —del 10 al 30 de mayo de una excepcional agudeza intelectual, años después pro-1857—, representa la primera exploración intensiva a lo pondría la idea de que algunas barreras geográficas gran-largo de la ruta de Sarapiquí. Además, al retornar a Ale-des (montañas altas, caudalosos ríos, inmensos valles, mania, en agosto, lo hizo por San Juan del Norte, para lo etc.) podían favorecer la aparición de nuevas especies cual debió recorrer de nuevo la vía de Sarapiquí, lo cual de plantas y animales, por aislamiento geográfico; este le permitió acrecentar su colección.

mecanismo de “especiación” geográfica, rechazado por el propio Charles Darwin, hoy es plenamente aceptado.

Al fin de cuentas, como resultado de sus exploraciones en Sarapiquí, Wendland pudo recolectar especímenes En cuanto a los primeros tres naturalistas que exploraron de unas 200 especies vegetales (Cuadro 1), de las cua-Costa Rica, en 1839 el austríaco Emanuel von les 90, casi la mitad, resultaron ser especies nuevas para Friedrichsthal no recolectó en la región de Sarapiquí.

la ciencia. Tan amplias fueron sus herborizaciones, que Asimismo, aunque no hay registros de que el polaco incluyeron a representantes de las siguientes 45 familias: Josef von Warszewicz estuviera ahí en 1848 o 1850, Acanthaceae (1), Araceae (12), Arecaceae (30), Astera-en su relato el propio Wendland manifiesta que dicho ceae (4), Begoniaceae (1), Bromeliaceae (3), Calceola-recolector por vía epistolar le recomendó buscar la muy riaceae (1), Campanulaceae (5), Caryophyllaceae (1), apetecida Warszewiczia pulcherrima en San Miguel, Commelinaceae (1), Costaceae (1), Cyatheaceae (1), donde él la había encontrado; este dato, sumado al hecho Cyclanthaceae (1), Equisetaceae (1), Ericaceae (4), Eu-de estuvo en El Desengaño (León, 2002), sugiere que phorbiaceae (1), Gentianaceae (1), Gesneriaceae (28), hizo recolecciones de manera breve, sin penetrar en el Gleicheniaceae (1), Gunneraceae (1), Hookeriaceae (1), bosque más allá de San Miguel.

Lamiaceae (1), Lentibulariaceae (2), Loganiaceae (1), Lycopodiaceae (2), Lythraceae (1), Malpighiaceae (1), Por su parte, el caso del danés Anders S. Oersted es muy Malvaceae (2), Marattiaceae (1), Melastomataceae (7), interesante. En realidad, no hay evidencias de que es-Meliaceae (1), Orchidaceae (35), Oxalidaceae (1), Poa-tuviera ahí, a pesar de que residió año y medio en Cos-ceae (2), Podostemaceae (1), Polypodiaceae (1), Primu-ta Rica, entre 1846 y 1848; de ello da fe la ausencia de laceae (1), Proteaceae (1), Rosaceae (1), Rubiaceae (16), localidades de Sarapiquí en sus herborizaciones (León, Selaginellaceae (1), Solanaceae (1), Tectariaceae (1) y 2002). Aunque en su libro sobre Costa Rica (Oersted, Tropaeolaceae (1).

2011) aporta información sobre algunas plantas de Sarapiquí, es evidente que ésta proviene de Wendland. Al Ahora bien, para satisfacer su misión de recolector para respecto, aunque ahí no da el crédito pertinente, sí lo los Jardines Reales de Herrenhausen, él concentró su hace en el prólogo, en el cual expresa que Wendland le interés en seis familias con potencial como plantas or-facilitó información, e incluso puso a disposición su co-namentales. Esto explica que en sus recolecciones pre-lección. Cabe acotar que su libro fue publicado en 1863, dominaran orquídeas (Orchidaceae), palmeras (Areca-por lo que tuvo tiempo de revisar e incorporar algunos de ceae), gesneriáceas (Gesneriaceae), aroideas (Araceae), los hallazgos de von Warszewicz y Wendland.

melastomáceas (Melastomataceae) y rubiáceas (Rubiaceae). Estas familias representaron el 60% de todas sus 104

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) recolecciones y el 82% de todas las especies nuevas para muy húmedo e inalterado, la presión de la vida parece la ciencia. En cuanto a estas últimas, se distribuyeron así: abrumar por su abundancia. El hombre solo en este am-orquídeas (19), palmeras (19), gesneriáceas (12), aroi-biente, se siente deprimido e intimidado por la multitud deas (10), melastomáceas (4) y rubiáceas (1). Cabe aco-de extrañas formas vivientes” (Holdridge, 1978).

tar que las restantes especies nuevas se distribuyeron en 14 familias, con una o dos especies por familia.

En efecto, “alrededor, los árboles, en su mayoría de cor-teza gris y lisa, se levantan por entre la espesa sombra; Un hecho que amerita destacarse es que durante su algunos exhiben proporciones majestuosas, con sus prolongado periplo por Centroamérica, de unos siete troncos de enormes gambas laminares, formando ángulo meses —entre diciembre de 1856 y agosto de 1857—, con las bases; otros, de fustes cilíndricos o angulosos, Wendland descubrió unas 185 especies que resultaron desaparecen entre la masa general del dosel superior.

ser nuevas para la ciencia (Dowe et al. , 2022), pero le Árboles grandes y pequeños de solo pocos metros de al-bastaron tres semanas de estadía en Sarapiquí para de-tura; palmas con fustes largos y esbeltos, apoyadas sobre tectar la mitad de esa cifra. Esto denota cuán acertado una masa de raíces fúlcreas, unas altas, otras bajas, a ve-fue él en la escogencia de dicha región como fuente de ces rectas, a veces arqueadas; palmas enanas, arbustos; nuevas especies.

heliconias con hojas semejantes a las del banano; brin-zales de alguna leguminosa con hojas pinnadas; altos Es oportuna aquí una digresión para resaltar cuán abru-y robustos jengibres silvestres, y uno que otro helecho madora resultaba la diversidad de la vegetación en Sara-arborescente de tronco llamativamente marcado por ci-piquí para un recolector que, como Wendland —debido catrices foliares”.

a las limitaciones de tiempo y espacio—, debía tomar decisiones acerca de cuáles plantas recolectar, Sin duda Pero hay mucho más que percibir, dado que “esto reque tuvo éxito, pero es casi seguro que omitió otras es-presenta solo el entramado”. Ya sumergido uno en su pecies nuevas para la ciencia. Asimismo, la existencia interior, se percata de que “lianas de variadas proporcio-de vacíos en el sistema de numeración empleado por él nes cuelgan cerca de los troncos o suben arrollándose en indica que muchas muestras no sobrevivieron, quizás los fustes de sus vecinos. Troncos, gambas, bejucos y debido al deterioro asociado con las condiciones tan llu-trozas desplomadas soportan un variado surtido de epí-viosas y húmedas, así como las dificultades transportar fitas, desde delicados musgos y líquenes, pasando por los especímenes en el campo y secarlos después. Pero, a helechos, orquídeas y aráceas, hasta colosales bromelias su vez, la buena calidad de las muestras que sobrevivie-o epífitas arbustivas. Al suelo lo cubren algunas hojas, ron es un testimonio fehaciente de su esmero y experien-pocos helechos y otras herbáceas esparcidas; pero arriba, cia como recolector, y revela su capacidad para efectuar las ramas altas están profusamente adornadas con vege-herborizaciones en condiciones adversas.

tación epifítica”.

En realidad, al analizar el estado del conocimiento bioló-Es oportuno mencionar que Holdridge (1907-1999) tuvo gico de Costa Rica a mediados del siglo XIX, puede ase-una finca ahí por más de un decenio (Hilje et al. , 2002), verarse que, con excepción de los volcanes Barva, Irazú muy cerca de Puerto Viejo, denominada La Selva, hoy y Poás, cuya biota fue estudiada en diferentes momentos con 1500 hectáreas de extensión. Posteriormente la ven-por Oersted, von Warszewicz, Hoffmann, von Frantzius dió a la Organización para Estudios Tropicales (OET), y el propio Wendland, Sarapiquí se convirtió en la loca-para el establecimiento de la Estación Biológica La Sel-lidad mejor conocida de Costa Rica en términos botáni-va, en 1968. Desde entonces, la continua afluencia de incos, gracias a la labor de Wendland.

vestigadores ha permitido el estudio de aspectos taxonómicos, ecológicos, genéticos y las relaciones evolutivas Impulsado por la pasión por conocer y descubrir, así de la flora y la fauna de la región, lo que ha dado origen a como por sus deberes como recolector para los Jardines miles de artículos científicos (Burlingame, 2002; Rocha Reales de Herrenhausen, él tuvo la valentía y el coraje y Braker, 2021), así como al libro La Selva: ecology and de incursionar en ese mundo enigmático y amenazante, natural history of a neotropical rainforest (McDade et de densas, lluviosas e intransitables selvas, que el céle-al. , 1994).

bre ecólogo Leslie R. Holdridge —quien las estudió a fondo—, las describió así: “Aquí, en el bosque tropical 105

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Asimismo, entre los testimonios acerca de esa zona, se REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

cuenta con el libro Sarapiquí chronicle. A naturalist in Costa Rica, escrito por el entomólogo Allen M. Young, Aguilar, R. (1999). Viajeros por el Sarapiquí. Colección en una agradable prosa, muy parecida a la de Wendland Ruta de los Héroes No. 2. Museo Histórico Cultural y otros naturalistas que recorrieron Costa Rica en el siglo Juan Santamaría. Alajuela, Costa Rica.

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107

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Cuadro 1. Especies recolectadas por Wendland en la región de Sarapiquí, Costa Rica, entre mayo y agosto de 1857.

Acanthaceae

Geonoma cuneata (como Geonoma decurrens) - Tipo Aphelandra aurantiaca (como

Geonoma cuneata subsp. procumbens Aphelandra bullata) - Tipo

(como Geonoma procumbens) - Tipo

Araceae

Geonoma deversa (como Geonoma flaccida) - Tipo Anthurium clavigerum (como

Geonoma ferruginea - Tipo

Anthurium wendlandii) - Tipo

Geonoma ferruginea subsp. microspadix Anthurium flexile - Tipo

(como Geonoma microspadix) - Tipo

Anthurium microspadix (como

Geonoma ferruginea subsp. microspadix Anthurium porrectum) - Tipo

(como Geonoma microstachys) - Tipo

Anthurium obtusilobum - Tipo

Geonoma lindeniana

Anthurium pallens - Tipo

Geonoma longepetiolata

Anthurium panduriforme - Tipo

Geonoma longivaginata - Tipo

Anthurium scherzerianum

Geonoma orbignyana subsp. hoffmanniana (como Geonoma hoffmaniana)- Tipo

Anthurium subsignatum - Tipo

Geonoma pinnatifrons subsp. binervia Philodendron verrucosum

Iriartea deltoidea (como Iriartea gigantea) - Tipo Spathiphyllum atrovirens - Tipo

Pholidostachys pulchra - Tipo

Spathiphyllum fulvovirens - Tipo

Prestoea decurrens (como Euterpe decurrens) Spathiphyllum wendlandii - Tipo

Reinhardtia simplex (como Malortiea simplex)

Arecaceae

Socratea exorrhiza

Asterogyne martiana

Welfia regia (como Welfia georgii) - Tipo Bactris caudata - Tipo

Asteraceae

Bactris gracilior

Galinsoga parviflora (como Galinsoga calva) Bactris longiseta - Tipo

‘Mikania wendlandii’ (Espécimen 893) Bactris obovata (como Bactris wendlandiana) - Tipo

‘Wulffia asperima’ (Espécimen 938) Calyptrogyne ghiesbreghtiana (como

Calyptrogyne brachystachys) - Tipo

Espécimen sin nombre

Calyptrogyne ghiesbreghtiana subsp. glauca Begoniaceae

(como Calyptrogyne sarapiquensis) - Tipo Begonia urticae (como Begonia urticae var. hispida) Chamaedorea graminifolia

Bromeliaceae

Chamaedorea macrospadix

Aechmea mariae-reginae - Tipo

Chamaedorea pumila - Tipo

Werauhia gladioliflora (como

Chamaedorea tepijilote (como

Tillandsia gladioliflora) - Tipo

Chamaedorea exorrhiza) - Tipo

Espécimen 976

‘Euterpe altissima’ (Espécimen 38)

Calceolariaceae

Geonoma congesta - Tipo

Calceolaria mexicana

108

Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Campanulaceae

Columnea anisophylla

Burmeistera vulgaris (como

Columnea grata (como Stenanthus heterophyllus) Burmeistera macrocalyx) - Tipo

Columnea lepidocaulis - Tipo

Espécimen 824

Columnea linearis

Espécimen 842

Columnea magnifica

Espécimen 848

Columnea microcalyx - Tipo

Espécimen 830

Columnea microphylla

Caryophyllaceae

Columnea nicaraguensis

Espécimen 865

Columnea oxyphylla - Tipo

Commelinaceae

Columnea sanguinolenta

Floscopa sp. (Espécimen 808)

Columnea serrata

Columnea wendlandiana - Tipo

Costaceae

Columnea sp. (Espécimen 783) Costus malortieanus - Tipo

Drymonia conchocalyx - Tipo

Cyatheaceae

Drymonia lanceolata (como Episcia lanceolata) - Tipo Cyathea wendlandii (como Alsophila Episcia lilacina - Tipo

wendlandii) - Tipo

Gasteranthus wendlandianus (como

Cyclanthaceae

Besleria wendlandiana) - Tipo

Dicranopygium umbrophila

Glossoloma ichthyoderma (como

Alloplectus ichthyoderma) - Tipo

Equisetaceae

Glossoloma tetragonum (como Alloplectus tetragonus)

Espécimen sin número

Kohleria spicata

Ericaceae

Kohleria trigridia (como Capanea grandiflora) Espécimen 835

Pachycaulos nummularia (como

Espécimen 965

Hypocyrta nummularia) - Tipo

Espécimen 967

Rhynchoglossum azureum (como Klugia azurea)

Espécimen 970

Solenophora insignis

Euphorbiaceae

Espécimen 1271

Acalypha sp. (Espécimen 945)

Gleicheniaceae

Gentianaceae

Mertensia sp. (Espécimen 1234)

Symbolanthus pulcherrimus (como

Gunneraceae

Symbolanthus rubroviolaceus) - Tipo

Gunnera insignis (como Gunnera wendlandii) - Tipo Gesneriaceae

Hookeriaceae

Besleria columneoides - Tipo

Hookeria tuberculosa

Besleria princeps - Tipo

Lamiaceae

Besleria triflora (como Parabesleria triflora) Scutellaria costaricana - Tipo

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Lentibulariaceae

Dichaea brachypoda - Tipo

Utricularia sp. (Espécimen sin número) Dressleria dilecta (como Catasetum dilectum) - Tipo Espécimen 964

Epidendrum pergameneum - Tipo

Loganiaceae

Epidendrum platystigma - Tipo

Potalia amara

Erycina pusilla (como Oncidium iridifolium) Espécimen 959

Habenaria lactiflora var. buccalis - Tipo Hexisia sp. (Espécimen sin número) Lycopodiaceae

Lepanthes blepharistes - Tipo

Lycopodiella cernua (como Palhinhaea cernua) Lepanthes elata - Tipo

Selaginella moritziana

Lepanthes horrida - Tipo

Lythraceae

Lepanthes tipulifera - Tipo

Cuphea sp. (Espécimen 791)

Malaxis crispifolia (como Microstylis Malpighiaceae

crispifolia) - Tipo

Mascagnia vacciniifolia (como Mascagnia Malaxis simillima (como Microstylis simillima) - Tipo vacciniifolia var. hispidula) - Tipo Masdevallia cupularis - Tipo

Malvaceae

Maxillaria obscura (como Maxillaria atrata var. brachyantha) - Tipo Matisia obliquifolia

Maxillaria vaginalis - Tipo

Espécimen 924

Microchilus calophyllus (como

Marattiaceae

Physurus calophylla) - Tipo

Danaea wendlandii - Tipo

Microchilus tridax (como Physurus tridax) - Tipo Melastomataceae

Platystele lancilabris (como Stelis lancilabris) - Tipo Conostegia rufescens (como

Pleurothallis phyllocardia - Tipo

Conostegia puberula) - Tipo

Pleurothallis ruscifolia

Meriania phlomoides

Prosthechea campylostalix (como

Miconia costaricensis - Tipo

Epidendrum campylostalix)

Miconia melanotricha

Scaphyglottis bilineata (como Ponera bilineata) - Tipo Miconia paleacea - Tipo

Sobralia amabilis (como Sobralia lepida) - Tipo Miconia secungrandifolia (como

Sobralia leucoxantha - Tipo

Leandra grandifolia) - Tipo

Sobralia lindleyana

Triolena hirsuta (como Bertolonia hirsuta) Stelis pardipes - Tipo

Meliaceae

Stelis parvula (como Stelis microstigma) - Tipo Guarea hoffmanniana - Tipo

Stelis parvula (como Stelis microtis) - Tipo Stelis parvula (como Stelis obscurata) - Tipo Orchidaceae

Stelis purpurascens (como Stelis thecoglossa) - Tipo Calanthe calanthoides (como Calanthe mexicana) Stelis superbiens (como Stelis leucopogon) - Tipo Cranichis reticulata - Tipo

Crossoglossa tipuloides

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Revista Comunicación. Volumen 32, año 44, número 1, enero-junio 2023 (pp. 76-111) Oxalidaceae

Selaginellaceae

Oxalis sp. (Espécimen 905)

Selaginella oaxacana (como

Selaginella wendlandii) - Tipo

Poaceae

Isachne scabra’ (Espécimen 926) Solanaceae

Lasiacis divaricata (como Panicum divaricatum) Cyphomandra sp. (Espécimen 962) Podostemaceae

Tectariaceae

Rhyncholacis sp. (Espécimen 914) Tectaria sp. (Espécimen 763)

Polypodiaceae

Tropaeolaceae

Campyloneurum falcoideum (como

Tropaeolum moritzianum

Polypodium falcoideum) - Tipo

Primulaceae

Nota: La nomenclatura empleada se ajusta al Índice Ardisia sp. (Espécimen 774)

Internacional de Nombres de Plantas (IPNI), Plants of the World Online (POWO), así como a las enmiendas Proteaceae

recientes (Dowe et al. , 2022). Cuando aparecen dos Roupala sp. (Espécimen 918)

nombres, el primero es el vigente, mientras que el segundo (entre paréntesis) corresponde a aquel con el que Rosaceae

la especie fue bautizada originalmente. El término “tipo”

Rubus sp. (Espécimen 874)

aparece al lado de aquellas especies que fueron descritas y bautizadas a partir de las recolecciones de Wendland Rubiaceae

en Sarapiquí. Nótese que no todas las especies tienen Arachnothryx costaricensis

nombre completo. En los casos en que los especímenes están identificados solo hasta los niveles de género o fa-Cephaelis sp. (Espécimen 838)

milia, entre paréntesis se incluye su respectivo número Gomozia sp. (Espécimen 847)

o código de la muestra, según consta en los archivos del Hamelia macrantha

Herbario de la Universidad de Göttingen. Por su parte, los nombres informales o no oficiales se anotan entre co-Hamelia xerocarpa

millas, y con el número de la muestra entre paréntesis.

Notopleura siggersiana

Palicourea elata (como Psychotria elata) Palicourea galeottiana

Palicourea lasiorrhachis

Psychotria jimenezii (como Psychotria wendlandiana) - Tipo

Ravnia sp. (Espécimen 1274)

Warszewiczia coccinea

Espécimen 858

Espécimen 786

Espécimen sin número

Espécimen sin número

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